Valencia es huerta y no es una frase, es una realidad que, afortunadamente todavía se puede ver y fotografiar en medio de la terrible invasión de ladrillos. La Unión Europea ha considerado la Huerta de Valencia como ‘Paisaje Susceptible de Especial Protección’ por su alto valor cultural y paisajístico. Además, un estudio de la Unión Europea, conocido como el informe Dobris, clasifica 30 paisajes en Europa. Uno de ellos se denomina con el término español Huerta, y corresponde a seis pequeños ámbitos situados en Italia, Grecia y España (Valencia y Murcia).
Pero la falta de relevo generacional ha hecho que el patrimonio cultural de la huerta valenciana se vaya reduciendo y con ello, borrando los rasgos que definen cualquier paisaje: lo que ha sucedido durante siglos en ese lugar. Un patrimonio cultural y agrícola que en ocasiones hasta los propios habitantes de la ciudad desconocen o desprecian a pesar de ser admirado y reconocido internacionalmente.
Cuando vine a vivir a esta zona me llamó la atención lo peligrosamente cerca que estaba la huerta de la carretera. Sentía como si faltara ese espacio acordonado que se instala frente cualquier obra de arte que requiere una especial protección. En la huerta de Valencia hay más de 400 elementos patrimoniales de gran valor inventariados. Algunos han podido salvarse en medio de la urbe, pero el 70% está en estado de abandono.
Ayer estuve en los Jardines del Real en Valencia y aproveché para visitar la exposición de acceso libre en el Museo de Ciencias Naturales, Hortografries, que forma parte de un proyecto sobre la huerta de la Universitat de València en colaboración con el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas), que además incluye el documental “La huerta, a la vuelta de la esquina” y el libro “La Huerta de Valencia, un paisaje cultural con futuro incierto”.
Os muestro algunas de las imágenes que se pueden ver en la exposición y el documental, que recomiendo a aquellas personas que deseen conocer los detalles acerca de este extraordinario patrimonio cultural y agrícola, su reconocimiento internacional y su futuro incierto. Tendremos que poner un granito de arena entre todos para salvar la huerta de Valencia, «…los campos cultivados que en otro país pasaría por deliciosos jardines…»