Increíble que a pesar de su frágil apariencia, las mariposas vengan tan bien equipadas. Parece ser que los quimioreceptores de las patas traseras (tarsos) no sólo le facilitan información acerca de la composición de las hojas donde poner sus huevos, sino que, además, le sirven para saborear las flores antes de posarse para comer. Y claro, el domingo esta Papilio machaon (Macaon |Swallowtail) no pudo resistirse al gustito a ajo de la Tulbaghia violacea. Revoloteaba sin cesar, pero siempre acaba posándose en sus flores. Lógico.
Una mariposa bella y glotona, pero en peligro de extinción. Habrá que fijarse más en ella o, por qué no, aprender algo acerca de su cria.