«Es una locura para un nenúfar, es como hacer crecer un cactus en un estanque». Eso es lo que Carlos Magdalena comentaba, en referencia a su decisión de hacer crecer fuera del agua el ahora más que popular nenúfar. Su éxito fue un hecho en 2009 y este mes, cinco años después, el robo de esa misma planta ha sido la triste noticia.
Me refiero al conocido como nenúfar enano ugandés (un centímetro) de flores blancas con estambres amarillos, que se abren por la mañana y se cierran a la caída de la tarde. Nymphaea thermarum, la especie de nenúfar más pequeña del mundo y el mismo que fue robado en el Real Jardín Botánico de Kew, Londres, el pasado 9 de enero.
A raíz del robo, hemos sabido que ese nenúfar fue descubierto en 1987 por un botánico alemán, Eberhard Fischer y que crecía en estado silvestre en Mashyuza, en el suroeste de Ruanda. A punto de desaparecer, nos han explicado cómo Fischer logró preservarlo en el jardín botánico de Bonn, y gracias a un intercambio de plantas, el minúsculo nenúfar llegó hasta los estanques del Real Jardín Botántico de Kew en 2009. También hemos descubierto que en noviembre de ese mismo año, el español Carlos Magdalena logró salvar a ese nenúfar de un destino seguro: la extinción, ya que la zona de Ruanda de donde procedía había sido drenada. Pero ¿Quién es Carlos Magdalena?
Reacio a recibir elogios, Carlos Magdalena es un firme creyente de la importancia de la conservación de las plantas. Nació en Gijón y creció ”en verde”, porque su padre tenía dos centros de jardinería y su madre floristerías. Trabajó como jardinero pero no estudió horticultura hasta que llegó a Inglaterra en 2003, donde fue contratado como propagador de plantas en Kew Gardens, Londres. Allí obtuvo en 2006 el diploma de Horticultura Botánica.
Considerado como un «descifrador de claves» para la multiplicación de esta especie, podría decirse que es el padre del nenúfar robado, al menos el padre adoptivo. Tenaz, de eso no cabe duda. Cuando el Jardín Botánico de Bonn dio por extinta la Nymphaea thermarum y a pesar de las advertencias de que era casi imposible que se propagase porque, aunque las semillas germinaban, las plántulas acababan muriendo; Carlos Magdalena pidió que le enviaran semillas para intentarlo.
El reto se convirtió para él en una obsesión. Lo intentó y fracasó, pero no se rindió, hasta que llegó a la conclusión de que podía ser la concentración de gases en el agua lo que hacía fracasar ese desarrollo. Entonces decidió hacer crecer esas plántulas fuera del agua. El experimento funcionó y su tenacidad dio fruto. “Si logras saber cómo hacer crecer algo, se acaba convirtiendo en una malahierba” llegó a afirmar en una entrevista publicada en Horticulture Week en 2010.
Logró su objetivo: el hábitat ideal para que la Nymphaea thermarum prosperase «Esta planta crece en una fuente termal, el agua sale del suelo y se esparce hacia los lados y humedece la zona donde se desarrolla».
Su fama internacional como propagador de plantas despegaba en esos momentos y los periplos por las islas de la República de Mauricio iban dando su fruto, salvando especies endémicas. De esas ‘aventuras’ y de sus viajes a Nueva York y Florida quedan las muestras de su pasión por los nenúfares en particular y las plantas en general, del mismo modo que hay signos de agradecimiento, al bautizar un híbrido de nenúfar con su nombre.
En diciembre de 2010 un programa de la BBC presentó un vídeo titulado A Kingdom of Plants en el que el científico y divulgador naturalista Sir David Frederick Attenborough entrevistaba a Carlos Magdalena. Digno de ver en ese vídeo su entusiasmo, un lujo verlo en acción, pero especialmente emotivo contemplar cómo ese diminuto nenúfar abre en flor.
No es amigo de recibir elogios pero quería destinar un modesto espacio de este blog a su valioso trabajo y la pasión de Carlos Magdalena por las plantas y su supervivencia.
Imágenes: Kew Gardens y victoriaadventure.org
Fuentes consultadas: Kew Gardens, victoriaadventure.org, Horticulture Week, roberthollingworth.co., El Mundo, Ine.es