En cualquier sendero de los campos valencianos serán pocos los lugares donde no podamos disfrutar del fresco aroma de las hojas de esta planta conocida como lentisco (llenstiscle en valenciano). Pistacia lentiscuses un arbusto que generalmente no pasa de los 3 metros de altura y con el tiempo desarrolla troncos principales definidos. Si es respetado, puede llegar a alcanzar los 10 metros. Pertenece a la familia Anarquideaceae, que incluye especies que se caracterizan por aportar resinas como la laca, la mirra, el incienso y la almácifa de lentisco.
El lentisco es una especie dioica (produce flores macho y hembra en árboles diferentes). El fruto se produce en los pies femeninos y es primero de color verde, luego rojo y finalmente, en la madurez, negro. La floración se producirá a finales de marzo y principios de abril. Las imágenes que muestro hoy son de la semana pasada y, aunque los frutos se suelen dejar ver principalmente en octubre y noviembre, esta planta estaba todavía cuajada.
Parece ser que uno de los usos más característicos del lentisco deriva de la cualidad que tiene de abrir el apetito, por lo que solían utilizarlo con los niños que no comían bien o los mayores que estaban convalecientes de alguna enfermedad. ¡El vermú! decían, refiriéndose a esa bebida que se obtenía después de poner a remojo, durante unas horas, algunas hojas de lentisco en vasos de agua fresca.
Es una planta muy utilizada en jardinería, principalmente por su resistencia al viento y a los litorales. Además, admite bien el recorte y poda de formación. Apenas necesita riego y, si se sitúa en zona soleada, será un buen compañero en el jardín mediterráneo.