Es para hacerle la ola, una y otra vez. La belleza de la flor de la alcaparra no puede dejar indiferente a nadie.
Tengo que volver y hacerle fotos ahora que estará en flor, pensé. Y lo estaba… en flor y custodiada. No tuve la suerte de la otra vez, porque no coincidí con el propietario, pero el perro sí me recibió, atado y ladrando. Le hablé con el mismo tono que utilizo con los míos (tranquilo chiquitín que ya me voy, le decía) y parece que funcionó.
Y ahí está de nuevo y en todo su esplendor la alcaparra (Capparis spinosa subsp. rupestris), la misma que mostraba en esta entrada el otoño pasado y la misma que vi casi muerta durante el invierno. Brotó de nuevo, como todas las primaveras, y sus ramas postradas a ras de suelo, esta vez están cuajadas de capullos (alcaparras) y flores, bellísimas, que nacen en la intersección de la hoja con el tallo (axilares). Con flamantes pétalos blancos o rosáceos y estambres de color violeta, largos, muy largos, y muchos, para asegurar la polinización en condiciones desfavorables. Ya vendrán después los frutos (alcaparrones) para preparar con vinagre y sal.
Otra planta para tener en cuenta en jardines de clima mediterráneo sin especies exóticas invasoras, esta vez bien pegadita al muro y al sol ¡claro!
Capparis Spinosa subsp. rupestris (Sm.)- Nyman
Familia: Capparaceae
Género: Capparis