Son gotas mágicas que nadie se cansa de fotografiar, pero en ocasiones no nos percatamos bien ¿se trata de rocío o gutación?.
El diccionario de la Real Academia de la lengua Española define el rocío como ese vapor que con la frialdad de la noche se condensa en la atmósfera en muy menudas gotas, que son perceptibles a la vista, las cuales aparecen luego sobre la superficie de la tierra o sobre las plantas.
Aunque no solo por condensación, también por destilación o el agua que proviene de las hojas vecinas, aparecen esas atractivas gotas. Realmente difícil distinguir el agua que proviene de la condensación o de la destilación.
Para hacerlo más complicado aún, aparece otro fenómeno: la gutación -del latín “gutta” (gota)-, un proceso que puede tener lugar en muchas plantas vasculares, por el cual éstas exudan savia que después forma pequeñas gotas en las puntas o a lo largo de los bordes de las hojas. Esas sí que se transforman en una joya cuando se capturan con la cámara. La gutación normalmente se produce cuando los suelos están húmedos, la presión de la raíz de la planta es alta y, sobre todo, cuando los estomas (los poros que se encuentran en la parte inferior de las hojas) están cerrados durante las horas de oscuridad, que es el momento en que las plantas tienen una capacidad de transpiración reducida. Este proceso está ahora siendo analizado, por el impacto que puede tener en abejas y otros insectos polinizadores, cuando el agua de gutación procede de cultivos que han sido tratados con plaguicidas, porque está claro que, en ese caso, lo que va a exudar la planta en cuestión es veneno.
Una mañana y otra, seguimos buscando esas gotas, condensadas, destiladas o exudadas, pero siempre ofreciendo una imagen digna de capturar. La que hace uno mismo, siempre es la mejor… digo yo y las que comparto hoy corresponden a las hojas de la Alstroemeria hybrida, que tienden a recoger las gotas de rocío de forma absolutamente cautivadora.
Fuente consultada: globalcesped.org