The Farm | Joan Miró | National Gallery of Art – Washington |
Se dice de él que “con su técnica espontánea y perfecta, inocente e infalible, Miró demuestra a la sociedad que, cuanto más produce, menos crea, y que si producir es costoso, crear es un juego libre” (El Arte Moderno, Giulio Carlo Argan).
La pintura de Joan Miró (Barcelona 1893 – Palma de Mallorca 1983), uno de los mayores exponentes del surrealismo, es claramente lúdica, un juego. No quiere seriedad sino libertad en su espacio natural. Y ahí está La Masía, una pintura en oleo sobre lienzo realizada cuanto tenía 29 años; mágica, absolutamente cautivadora. La luz, la tierra, los animales, el eucalipto casi hasta el infinito, la escalera como una huida, las grietas; la regadera y la prensa; los animales; la vida en el campo.
El mismo declaró “¡Nueve meses de trabajo constante y pesado! ¡Nueve meses (curiosamente, los mismos de la gestación humana) cada día pintando en él y borrando y haciendo estudios y volviendo a destruir! La Masía fue el resumen de toda mi vida (espiritual y poética) en el campo” – declaraciones recogidas en el libro Joan Miró: la intencionalidad oculta de su vida y obra, de Saturnino Pesquero-.
Reproducción parcial de La Masia en Metro de Barcelona | Foto: Pilar Vidal Clavería |
Una obra de Miró y una masía en la provincia de Tarragona: Mas Miró (Montroig) formada por varios edificios de diversos estilos, construidos entre el siglo XVIII y XX y que está reconocida como Bien cultural de interés nacional de la provincia de Tarragona. Esa masía es el lugar donde Miró decidió dedicarse a la pintura y de donde provienen algunas de las obras que le permitieron comenzar a ser un artista reconocido internacionalmente.
Una pintura donde una vez más se representa la vida rural, cuyos elementos aparecerán de manera aislada en sucesivas obras de Miró. Maravilloso cuadro ¿no es cierto?