Foto © Clive Nichols |
Hay estilos que no se pueden imitar, ni aunque te metas de lleno en una página web y te empapes de sus conocimientos. Son estilos propios de otro que jamás podrás hacer tuyos, pero sí pueden servir de inspiración para que, si tienes aptitudes, desarrolles tu propia técnica y estilo.
Eso vale para todo en la vida, pero en fotografía de jardines uno de los maestros (lo comenté hace ocho días en la entrada titulada Tulipanes en Arundle Castle) es Clive Nichols. Un estilo inimitable. Su sensibilidad tiene la capacidad de transformarse en luz y su mirada en una serena perspectiva, que hace que los jardines sean aún más bellos de lo que ya son. Cierto que tiene el privilegio de visitar lugares para soñar, pero también es verdad que, en ocasiones, eso se convierte en un reto porque superar la belleza del modelo con la fotografía no siempre es tarea sencilla. Tus ojos ven y la cámara tiene que obedecer, para que vea lo que tú ves. Si sabes mirar, es entonces cuando las técnicas de fotografía que hayas aprendido te ayudarán, y mucho, a conseguir esa imagen única.
Saber mirar, esa es una de las cualidades de los grandes, esas que no se aprenden en ningún manual o guía. Están debajo de la piel. Tienes que nacer con ellas. Si tienes esa suerte y, además, la aprovechas, puede que un maestro como Clive Nichols te enseñe a sacar lo mejor de ti, para que sucedan cosas como estas: una foto en la que, según sus palabras, nos invita a sentarnos y soñar: Ulting Wick en Essex en Primavera. ¿lo ha conseguido? sí, claro que sí.
Tulipanes en Arundle Castle (fotos Clive Nichols)
Pettifers Garden (fotos Clive Nichols)
Trebah Garden: brillando con luz propia (fotos Clive Nichols)