En el corazón de Le Jardin Secret, como en casi todos los jardines islámicos, hay una fuente. Ha sido el hogar de alguna de las figuras políticas más importantes de Marruecos y forma parte de la gran tradición de los palacios árabes-andaluces y marroquíes.
El otro día mostré algunas imágenes de jardines y patios en hoteles y riads de Marrakech. (ver Imágenes inspiradoras de patios y jardines en Marrakech). Paseando por allí también nos vamos a encontrar un antiguo palacio restaurado, Le Jardin Secret, abierto al público en 2016 en el corazón de la Medina de Marrakech.
Los orígenes de Le Jardin Secret se remontan a la segunda mitad del siglo XVI, cuando el sultán saadiano Moulay ‘Abd-Allah comenzó en la urbanización de lo que ahora es el distrito de Mouassine. En el siglo XVII el palacio fue destruido y a mediados del siglo XIX reconstruido. En 1934 la propiedad dejó de ser mantenida adecuadamente y cayo pronto en un estado de deterioro.
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En 2008 comenzó a gestarse la idea de restaurar el complejo de edificios y abrirlo al público. Ocho años después, en 2016, Le Jardin Secret abría sus puertas al público por primera vez en su historia.
Tom Stuart-Smith fue el encargado de diseñar los jardines sobre la base de una fiel reconstrucción del jardín islámico que se cree pudo existir en el siglo XIX. Los jardines se sitúan en el mismo lugar de lo que fue el Riad del Gobernador de la Medina en el siglo XIX, donde se han reproducido detalles de construcción y plantación.
En total, el jardín alberga 80 especies de plantas y los espacios verdes se han dividido en un jardín exótico y un jardín islámico.
Nada más entrar, el primer jardín que nos encontramos es el jardín exótico. No en vano, en el siglo XVI estaba de moda importar especies de plantas procedentes de todo el mundo, para poder mostrar esa riqueza a los invitados.
El jardín islámico fue restaurado siguiendo la disposición del siglo XVIII. Este tipo de jardín, estrechamente vinculado a las estructuras de los riad, era un oasis de paz, donde se permitía disfrutar de su ociosidad y contemplación gracias a la sombra de los árboles ya la intimidad del espacio cerrado.
En el jardín más pequeño, se hizo una interpretación más romántica de un jardín marroquí. Lo llenó de color y flores de diversas especies, dándole un aspecto que no se suele ver en un jardín más tradicional.
El patio oeste conserva su disposición cruciforme del siglo XIX. Allí construyó un bosque de cítricos y plantación con flores silvestres anuales.
En el patio este siguió el patrón islámico y se une al patio oeste con una estructura de pérgola.
FOTOS | marianne majerus, tom stuar-smith, KARL GERCENS y le jardin secret
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