Una obra que no se puede separar de la historia de la botánica, la exploración de continentes desconocidos en el siglo XVIII y la resultante fascinación por las especies de plantas exóticas recién descubiertas traídas a Europa. The Temple of Flora de Robert John Thornton está considerado como el más famoso de todos los florilegios.
Robert John Thornton (1768-1837) fue un médico inglés y escritor botánico, conocido por sus libros «Una nueva ilustración del sistema sexual de Linneo” (New Illustration of the Sexual System of Linnæus) y «La flora británica» de 1812.
Pero la parte más ambiciosa de «New Illustration of the Sexual System of Linnæus» fue la Parte III: «Temple of Flora, or Garden of Nature» (1799-1807).
Temple of Flora. Ilustraciones de flores exóticas en entornos naturales
La obra es fruto de la apasionada, algunos creen que casi obsesiva, veneración personal y científica de Thornton por Carlos Linneo. The Temple of Flora fue concebido como un monumento al botánico sueco, cuyo sistema de clasificación binomial trajo orden al reino vegetal y dio nombres perdurables para muchos géneros y especies de plantas.
El Dr. Robert Thornton no era principalmente un artista, pero sí un visionario y no dudó en emplear a un grupo de los mejores artistas y grabadores británicos de su época para producir esta obra.
Flores que destacan por sus escenarios épicos e inusuales
Temple of Flora consiste en una serie de representaciones suntuosas de flores que destacan por sus escenarios épicos e inusuales. Entretejidas entre las imágenes hay varias descripciones, historias y odas poéticas sobre las flores presentadas.
La herencia de Thornton le permitió contar para su trabajo botánico con pintores de renombre, representando las plantas deseadas con impresionantes ilustraciones. Gracias a esos artistas gráficos altamente cualificados, que trabajaban junto con pintores, grabadores e impresores de igual talento, fue posible representar por primera vez las plantas con una naturalidad y belleza que hasta entonces no se había visto.
La primera entrega de la serie se publicó en Londres en 1798. Con el fin de conseguir una fuente financiera adicional (además de las ventas de libros), Thornton estableció una galería en esa ciudad, pero todos sus esfuerzos probaron ser inútiles. Ocho años más tarde, el proyecto se detuvo prematuramente. No podía hacer frente al pago de las planchas restantes, ni a los costes de impresión. Las dificultades económicas por las que atravesaba llevaron a una falta de continuidad en las últimas entregas de la serie, algunos de cuyos suscriptores no recibieron todos los fascículos del trabajo.
Una obra inacabada
Finalmente, El Templo de la Flora permaneció inacabado. De las 70 placas previstas, solo se produjeron un total de treinta y tres planchas coloreadas, grabadas en aguatinta, punteado y lineados. Thornton, financieramente arruinado por su sueño, murió en la indigencia.
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