Wildeside Garden • ©Nigel Dutt (nigpic en Flickr)
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No es un jardín de diseño. En realidad, Wildside es un paisaje creado. Keith Wiley ha modelado la topografía del terreno, simulando diferentes ecosistemas que se convierten en un brillante escaparate donde exhibir su filosofía de siembra, siempre inspirada en lo que se encuentra en la naturaleza “desde debajo de nuestras narices hasta los rincones más remotos del globo”.
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Keith Wiley, un visionario
Keith Wiley es conocido por ser el defensor del movimiento de “nuevo naturalismo” en la jardinería surgido en el Reino Unido en las últimas décadas del siglo XX. Busca trabajar en armonía con la naturaleza, permitiendo que las plantas prosperen como lo harían en su hábitat natural. Como resultado de ese planteamiento, las áreas de siembra que desarrolla en sus jardines están inspiradas en los paisajes naturales de diferentes lugares del mundo. No busca duplicar lo que ve en la naturaleza, sino reproducir determinados hábitats o ecosistemas.
Durante más de 25 años -entre 1978 y 2003- Keith Wiley trabajó como jefe de jardineros y curador en The Garden House, una propiedad iniciada en la década de 1940 por Lionel Fortescue y ubicada en Buckland Monachorum, Devon, Inglaterra. Wiley desarrolló un estilo de plantación de vanguardia que convirtió a The Garden House en uno de los jardines más innovadores de Gran Bretaña en aquella época. Es colaborador habitual de revistas de horticultura y ha impartido conferencias en diferentes lugares del mundo. Además, ha escrito tres libroshasta la fecha: On the wild side, Shade y Designing & Planting a Woodland Garden.
Wildside Garden
En 2004, Keith y Rose Wiley iniciaron, desde un campo desnudo, un nuevo jardín. Wildside se acabó convirtiendo en el escaparate perfecto para sus innovadoras ideas sobre la siembra. Les llevó tan solo cuatro años crear ese jardín de 1,2 hectáreas en un campo plano de Devon. Gran parte de la siembra ya tenía muy buen aspecto en su primer año.
En una entrevista publicada en 2009 en el diario The Telegraph, Keith Wiley comentaba que, a diferencia de The Garden House, un jardín orientado al norte y que no recibe el sol en invierno, su nuevo jardín era lo más parecido a vivir en el Mediterráneo. Orientado al sur, no hay grandes árboles y la parte posterior del sitio tiene 180 grados de cielo. Todo eso se traducía en un espectáculo de luces todo el día y esa luz promovía una floraciónmucho mejor y con colores más ricos.
Ajustando la topografía
Pero el lugar es húmedo y ventoso y situado en la cima de una colina. Puesto que los cortavientos plantados tardaban unos años en hacer su papel, Keith Wiley no dudo en utilizar una miniexcavadora para cavar y moldear la tierra. El suelo estaba nivelado, sin rasgos distintivos y suavemente inclinado. Quitaron la parte superior del suelo y posteriormente esculpió la tierra. En algunos lugares excavó 4,5 metros, aunque en la mayoría bajo unos 1,8 metros.
La alteración de la topografía del terreno dio como resultado todo un surtido de hábitats. Desde zonas soleadas a zonas de sombra. Desde pendientes poco profundas a empinadas. La nueva topografía amplió la superficie disponible para la siembra y la interacción entre ambas funcionó con éxito, convirtiéndose en los elementos claves del jardín. Además, las diferentes perspectivas creadas facilitaron un efecto de mayor amplitud a medida que se pasea por el jardín. Todo apuntaba al éxito y 15 años después se puede afirmar que así ha sido.
©Nigel Dutt (nigpic en Flickr)
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Wildside Garden ha prosperado de forma espectacular. Las diferentes publicaciones y la aparición en populares programas de televisión sobre jardinería han hecho más que popular el jardín de Keith y Rose Wiley. A eso habría que añadir que los, cada vez más frecuentes y prolongados, periodos de sequía en el Reino Unido han contribuido a que las especies vegetales que salpican de color ese jardín se utilicen en los esquemas de siembra de los actuales jardines británicos con mayor frecuencia.
Plantación naturalista en ecosistemas sostenibles
Un amplio número de especies vegetales, que se presentan en combinaciones de grandes grupos, a veces en derivas, se convierten en protagonistas absolutas ante la ausencia de materiales duros o elementos decorativos. La autosiembra, uno de los principales pilares en el desarrollo de los jardines de estilo naturalista, ha permitido que se desarrolle una vegetación mucho más densa y que apenas deja espacio a las “malas hierbas”.
Las gramíneas están presentes con especies que aportan interés casi todo el año, como Calamogrostis x acutiflora ‘Karl Foerster’, Chionochloa rubra, Stipa tenuisima, Nassella trichotoma y diversas selecciones de Miscanthus sinensis.
Entre los recuerdos de sus viajes a Sudáfrica, destaca la gran colección de dieramas (Dierama), que aportan interés especialmente a comienzos del verano, como lo hacen también especies de Rodgersia y Hemerocallis. En agosto, colorean la parte alta del jardín las diferentes variedades de Agapanthusen combinación con el amarillo de Coreposis verticillata y varios cultivares de Croscosmia. No faltan otras especies nativas de Sudáfrica, como Kniphofia y Watsonia.
En las zonas más boscosas se pueden ver diferentes cultivares de Acer palmatum. A principios del año, las zonas más bajas se cubren con las flores de bulbos de Erytronium, Anemone, Galanthus, Crocus y Narcissus, entre otro género de plantas que crecen bajo magnolios. Junto al estanque, plantas amantes de la humedad, entre las que se encuentran cultivares de Astilbe, Hemerocallis, Filipendula, Rodgersia y Lythrum. En vertical, el follaje de Pontederia cordata.
Las flores amarillas tipo margarita de otra planta mediterráneamuy apreciada en jardines mediterráneos de estilo pradera, Anthemis tintoria, contrastan con el follaje oscuro de Eucomis comosa.
Por lo que he podido saber gracias a un artículo de Noel Kingsbury publicado el pasado mes de mayo en la revista de la Royal Horticulture Society (RHS), The Garden, el jardín de Keith y Rose Wiley entra ahora en su última fase de desarrollo con la creación de una nueva área -Canyons area- donde está previsto cultivar plantas que simulen el espíritu zonas de climas semi-áridos como el desierto de Mohave en el sudoeste de los Estados Unidos o algunas áreas de Sudáfrica.
No sería apropiado decir que las plantas de clima mediterráneo están de moda. Lo que procede es reconocer que las prioridades en la jardinería son otras, como son otras las condiciones de cultivo. Adaptarse al cambio nos acerca al éxito desde un punto de vista sostenible.
©Nigel Dutt (nigpic en Flickr)
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