Italia es el país donde florecen los limoneros y de eso dan buena cuenta las macetas de terracota en Villa di Castello, cerca de Florencia, una elegante villa medicea y un espléndido jardín que alberga la colección más grande y antigua de cítricos en maceta de toda Europa. Diseñado por Niccolò Tribolo en 1538, es uno de los primeros ejemplos de jardín italiano y sirvió de inspiración al propio arquitecto para crear después del Jardín de Boboli.
Villa medicea en la Toscana
Villa di Castello es un complejo arquitectónico rural situado al pie de las colinas al noroeste de Florencia. La villa estaba ubicada cerca de un acueducto romano y su nombre hace referencia a las cisternas de agua (castella) cerca del lugar. El edificio tiene una estructura simple con dos pisos y ventanas de estilo renacentista. Fue construido alrededor de un patio del siglo XVI con logias y columnas de orden toscano en los lados más pequeños.
Su origen se remonta al siglo XIV, pero adquirió especial importancia cuando la Familia Médici compró la villa en 1477, enriqueciendo toda la propiedad con numerosas obras de arte (La Primavera y el Nacimiento de Venus de Botticelli se hicieron por encargo para la propia casa), una colección que hoy en día se conserva en la Galeria Uffizi en Florencia.
Cosme I de Médici (Gran Duque de Toscana) inició la restauración de la villa en 1537. La restauración del edificio central se completó entre 1588 y 1595, cuando la propiedad pasó a manos de su hijo Fernando de Médici.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2013, la Villa di Castello no está abierta al público, porque desde 1583 es la sede de la Accademia delle Crusca, una prestigiosa escuela dedicada al estudio de la lengua italiana. Pero el jardín es propiedad del Estado y, por lo tanto, puede visitarse.
Uno de los ejemplos mejor conservados de jardín italiano
Los jardines de la Villa di Castello tuvieron una profunda influencia en el diseño del jardín renacentista italiano y el posterior jardín formal francés. Desde su inicio, el objetivo era crear un lugar privilegiado para cultivar cítricos en macetas de terracota y en espaldera. Hoy en día, está considerado uno de los ejemplos mejor conservados de jardín italiano.
Todo comenzó en 1537, cuando Cosme I decidió restaurar la casa y el jardín de Villa di Castello. El jardín fue encargado al arquitecto Niccolò Tribolo. El sistema hidráulico fue obra del ingeniero Pierino da San Casciano, que construyó un sistema de acueductos para llevar agua a la villa y sus jardines.
En el sitio del jardín amurallado que existía originalmente, Tribolo creó un nuevo modelo de jardín llamado “jardín italiano”, utilizando la geometría de espacios abiertos y el uso de plantas de hoja perenne (encinas, laureles y cipreses), que le servía para crear paisajes imaginarios donde habitan los elementos escultóricos.
Esos elementos escultóricos simbolizan mitos y leyendas evocadores según un esquema filosófico humanista, que buscaba retomar el legado clásico de las culturas de la antigüedad (en especial la griega antigua) e interesarse por la razón humana y el hombre como centro del universo. Se daba con ello la espalda a siglos de filosofía religiosa medieval que imponían una perspectiva teológica.
Jardín amurallado dividido en dos
En la ladera sobre la pared posterior del jardín creó un bosque natural simulado, separado del jardín por un alto muro de contención.
El viejo jardín amurallado lo dividió en dos por otro muro, creando una pequeña terraza superior y una gran terraza inferior que se conectan por dos escaleras ornamentales.
- El jardín superior (el jardín de cítricos) fue plantado con naranjos y limoneros entrenados para crecer en espaldera. En esa terraza también hay una pequeña cueva decorada con esculturas de animales, Grotta degli Animali, cuyas paredes simulan una caverna natural.
- En el jardín inferior, más grande y dividido en cuadrados, hay 16 macizos cuadrados de flores que se dividen por caminos y se bordean por setos e hileras de cidros y olivos. En el centro de esa terraza hay un laberinto circular de cipreses intercalados con laurel, mirto y rosas.
Jardín de colección de cítricos en macetas de terracota
El cultivo de cítricos en maceta es una especialidad totalmente italiana, país que alberga una de las colecciones más grandes e importantes de Europa y quizás del mundo, que se conserva en el jardín de la Villa di Castello, donde se inició el estudio de árboles de cítricos.
Posteriormente se puso de moda en los jardines de todas las familias patricias florentinas de la época, que cultivaban sus cítricos en contenedores de terracota y, durante el invierno, en los limonaie, aquellos invernaderos destinados a refugiar las plantas durante el invierno.
La importancia de esa colección de cítricos en maceta no está relacionada con la cantidad, son alrededor de 600 árboles los que se conservan, sino con su valor botánico e histórico, puesto que algunos ejemplares tienen al menos 300 años.
Las macetas de terracota de Impruneta realzan el valor de la colección
El valor de la colección de cítricos de Villa de Castello se realza con las macetas de terracota de Impruneta (Cotto di Impruneta) donde se cultivan.
Impruneta es una localidad a las afueras de Florencia conocida por el trabajo de la arcilla para la producción artesanal de vasijas, macetas, tejas y otros productos artesanales, una tradición que se remonta a la Edad Media. Todo ello, gracias a la tierra de Impruneta, que se caracteriza por ser muy rica en galestro, roca sedimentaria arcillosa que se encuentra principalmente extendida en los Apeninos, que confiere a la terracota características especiales de resistencia y color, y sobre todo la hace inalterable al frío.
Además, en Villa di Castello las macetas, que son de gran tamaño, están decoradas con frisos y escudos de armas de la época del Gran Duque de Toscana. Todo suma, sin duda, y contribuye a que esta colección pueda considerarse única en su género.
Con especies valiosas e híbridos naturales de cítricos
La colección incluye algunos de los cítricos más valiosos, entre ellos pomelo (Citrus maxima), considerado el cítrico más antiguo cultivado por el hombre y una de las tres especies de las que se derivan todos los cítricos conocidos en la actualidad, junto con el cidro o citrón (Citrus medica) y el mandarino (Citrus reticulata).
Entre los híbridos naturales, también son atribuibles al periodo médici especies y variedades como la naranja amarga (Citrus aurantium), el cidro de Florencia (Citrus limonimedica ‘Fiorenza’), el limoncello de Nápoles (Citrus aurantifolia ‘Neapolitanum’), la manzana de Adán (Citrus lumia ‘Pomun Adami’) y el Bizzarria (Citrus aurantium ‘Bizzaria’), este último, un cruce de naranja amarga, limón y cidro.
Plantas y jardines secretos con Paolo Galeotti
Las personas versadas en jardines históricos conocen bien a Paolo Galeotti, restaurador de jardines históricos, experto mundial en cítricos antiguos y jefe del jardín de Villa di Castello durante 40 años.
Y lo conocen, entre otros motivos, por haber reconstruido en la Villa di Castello el prado florido que pudo inspirar a Botticelli para su Alegoría de la Primavera y, principalmente, por ser el guardián de la valiosa colección de árboles de cítricos cultivados en sus macetas de terracota originales.
Identificando y reintroduciendo cítricos en el jardín
La última familia real italiana que ocupó esa villa, los Saboya, no tenían ni interés ni curiosidad por el tesoro botánico del que estaban rodeados. Cuando a Galeotti, director de la Oficina de Parques y Jardines del Centro de Museos de Toscana, le asignaron este jardín en 1978 nadie sabía qué contenían aquellas macetas de terracota.
Durante décadas los jardineros se habían referido a esos árboles como limoneros, sin más. Las investigaciones de Galeotti ayudaron a clasificar y dar nombre a numerosas especies y reintroducir docenas de cítricos en el jardín.
Un jardín secreto de los Médici
También es mérito de Galeotti y sus colaboradores haber recuperado uno de los dos jardines secretos que los Médici reservaban para algunos amigos muy cercanos. Eran espacios donde se cultivaban hierbas aromáticas y algunas especies raras y se rodeaban de altos muros que impedían adivinar qué había en su interior.
Hoy en día, es posible visitar uno de ellos pidiéndoles a los cuidadores que abran la gran puerta de entrada. Allí se pueden descubrir las plantas que Galeotti fue reintroduciendo, guiándose por documentos de la época que encontró y que contenían dibujos muy detallados.
Los macizos de flores se han reconstruido según los esquemas de la época. Se cultivan una amplia variedad de plantas perennes aromáticas y herbáceas que incluyen colecciones de tomillo, lavanda, salvia, menta, artemisia, ajo y numerosas plantas típicas de antiguas tradiciones.
Hay quien define el jardín de Vila di Castello como un museo al aire libre, y así es, creo yo, un lugar donde descubrir valiosas piezas, escultóricas y botánicas, que han recorrido los siglos y han permanecido, a veces ocultos, pero siempre como si el tiempo se hubiera parado en aquel lugar.
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