Hoy, cada vez más cerca de la primavera, vamos a disfrutar de un conjunto de elementos que se dan cita en un alegre patio ajardinado de Valencia.
Rincón de Jardín con perrito es una pintura realizada hacia 1660-1670, en la década de transición del reinado de Felipe IV (1621-1665) al de Carlos III (1665-1700). El cuadro está considerado altamente ilustrativo del mundo de la naturaleza muerta en Valencia durante la segunda mitad del Siglo de Oro, al tiempo que resulta una recreación de la alegría de un jardín mediterráneo.
Rincón de Jardín con perrito. Tomás Hiepes, (ca. 1660-1670) | © Museo Nacional del Prado |
La pintura, un óleo sobre lienzo (109,5 x 156 cm) pertenece al pintor valenciano Tomás Hiepes (Valencia, Hacia 1610 – 1674 Valencia), el más destacado bodegonista de la pintura barroca valenciana. No se conoce mucho sobre él desde el punto de vista biográfico, pero sí es sabido que a él se debe el mayor interés por este género en el ámbito valenciano.
La obra forma parte de la colección del Museo del Prado en Madrid y la describen como un delicioso patio ajardinado donde encontramos un largo banco ennoblecido con azulejos de cerámica sobre el que aparecen grandes macetas, diferentes entre sí, con una bella decoración también de cerámica multicolor. En esas macetas crecen diferentes plantas fanerógamas o espermatofitas (plantas vasculares que producen semillas); dos cestos, uno con flores y el otro con ramilletes que evocan las biznagas (ramillete de jazmines en forma de bola de laboriosa elaboración que en verano se suelen vender por las calles de Málaga, España) ; flores por el suelo; un gran macetón con clavelesy un árbol con frutas, todo centrado por un sillón de madera y cuero, sobre el que luce, frágil y diminuto, un gracioso perrillo, ajeno al ubérrimo entorno que le rodea por doquier”
Rincón de Jardín con perrito, detalle. Tomás Hiepes, (ca. 1660-1670) | © Museo Nacional del Prado |
También explican como “el modo en que ejecuta las flores, emergiendo de la tierra de las grandes macetas, así como éstas mismas, constituyen una originalidad en el siglo XVII español y bien puede decirse que Hiepes fue el único en pintar de esta manera, quizá debido al mundo que le rodeaba, en una ciudad como Valencia, célebre por sus jardines, flores y frutas”.
Estamos a las puertas de la primavera y en Valencia. No sé si la obra se realizó o inspiró en esa estación del año, pero lo que no cabe duda es que es un golpe de efecto, una suerte de posibles combinaciones para llenar de color y aroma cualquier rincón en el jardín, el patio o la terraza. No puede ser más inspirador. No puede ser más propio de la primavera.
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