«El clima de Galicia es muy similar al del Reino Unido» dice Rose, «y la vida vegetal que se desarrolla en el norte de España no es diferente a la que disfrutamos aquí, así que ¿por qué no intentar lograr el lookde un ‘Pazo’ en su propio jardín? «
Con esas premisas, Rose McMonigall, ha vuelto este año a Hampton Court Flower Show y, de nuevo, lo hace con el diseño y construcción de un jardín junto a los típicos muros de piedra, inspirado en los de los pazos gallegos, de claro estilo romántico y que se funden mágicamente con la naturaleza salvaje próxima a ellos.
Su jardín The Pazo’s Secret Garden ha obtenido una medalla ‘Silver Gilt medal’, que es algo así como un oro planteado o una planta dorada, dentro de la categoría World Gardens. Pero, más allá del galardón, resulta interesante saber que ese jardín, a juzgar por los comentarios que he podido leer estos días, ha gustado y mucho a los visitantes, profesionales o aficionados.
El jardín está patrocinado por Turismo de Galicia, pero con este diseño, no solo están invitando a los asistentes a ese festival a visitar Galicia, sino también se anima a los aficionados a la jardinería en el Reino Unido, a crear un rincón similar a ese“jardín secreto” dentro de los jardines privados de ese país.
The Pazo’s Secret Garden
En esta propuesta de jardín se destaca la arquitectura propia de los pazos gallegos (ver Los pazos gallegos I). Especies de plantas como la Camellia, dejan evidencia de su inconfundible sello de identidad o las adoradas hortensias azules (Hydrangea macrophylla). Pero, además, el visitante que acude a los pazos siempre puede ser recibido con una buena copa de vino Albariño. Todos esos elementos están presentes en este jardín, que se muestra como un rincón placentero y fresco, en medio de una ajetreada feria y sirve para promocionar los pazos gallegos y su oferta turística.
Además de las hortensias, un imponente camelio, calas y algún que otro elemento formal a base de topiaria; el musgo y las flores silvestres están presentes y, según comenta Rose McMonigall, tienen la intención de reproducir ese contraste que suele haber en este tipo de jardines, donde, frente al diseño arquitectónico formal de los pazos gallegos, se presenta la frescura y viveza propios de sus jardines, que parecen no querer caer en la tentación de controlar la naturaleza y dejan que ésta entre en ellos de nuevo.
A mí, estos días me ha resultado gratificante “pararme” de vez en cuando en las imágenes de ese jardín, en el que, no solo se respira belleza, la belleza propia de los pazos gallegos, sus jardines y su entorno; sino también, por ese aire de refugio tan acogedor y fresco a la vez, que se ha representado muy acertadamente, al menos así lo he percibido yo.
No falta el vaso de vino, ni una buena mesa y banco de piedra. La paleta de colores contenida, se anima con el azul de las hortensias. El verde, ese verde tan cálido de los helechos que aparece por las grietas de las rocas, mientras que el musgo cubre los caminos y la hiedra trepa por los muros. Todo eso, acompañado del sonido del agua goteando y los nenúfares flotando en el estanque, constituye el mejor reclamo para cualquier caminante que decida hacer un alto en el camino. Si ese camino está por Galicia, será un gran acierto pararse ahí. Las oportunidades que nos brinda la vida hay que saber aprovecharlas siempre.
información y FOTOS © RHS / ROSE Mcmonigall
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