Muy adecuadas para jardines mediterráneos en zonas costeras. Son plantas de vida breve que dejan huella.
Hoy muestro una planta que nunca deja indiferente cuando florece. Una de las especies del género Echium, comúnmente conocidas como viboreras, tajinaste (se refiere a las especies de Echium endémicas de Canarias) o Massaroco (en portugués). De las 60 especies que existen, hablo de una especie originaria de Madeira (Portugal), Echium candicans, que se ha naturalizado en Europa meridional, Islas Canarias y California; y se cultiva para su uso en jardinería mediterránea, aunque sí es cierto que en California y Australia esta considerada una especie invasora.
Otras especies que he mostrado anteriormente incluyen al Tajinaste azul gomero (Echium acanthocarpum) y la especie tipo, la viborera (Echium vulgare) que estos días brilla con luz propia por los campos y bordes de caminos, con inflorescencias igual de atractivas que las de sus parientes, pero infinitamente más pequeñas.
Echium candicans
Sinónimo: Echium fastuosum auct. non Aiton
Nombre común: Orgullo de Madeira, massaroco (pT) Pride of Madeira(EN)
Género: Echium
Familia: Boraginaceae
Echium candicans es una planta herbácea de hoja perenne, que llega a formar una sub-arbusto que crece hasta los 150-180 cm y se extiende entre 180-300 cm. Sus hojas, vellosas y grisáceas, se agrupan en grandes rosetas en los extremos de las ramas.
Pero el rasgo distintivo de esta especie son las grandes y abundantes espigas terminales cónicas, de unos 50-60 cm, que se llenan de pequeñas flores de color azul violeta y estambres rojos. Esas inflorescencias suelen aparecer al final del invierno o comienzo de la primavera y continúan hasta agosto. Sus flores atraen aves, mariposas y abejas, que acuden al jardín atraídos por su rico néctar.
Una planta rústica a la que apenas afectan plagas y enfermedades. Además, resiste la sequía y se desarrolla muy bien a pleno sol en zonas costeras, a cuyas condiciones se adapta perfectamente porque tolera la brisa marina y la salinidad. Admite una temperatura media mínima anual de -6,6 / -1,2⁰C.
Conviene plantarla en terreno arenoso y con buen drenaje, pero no tiene ningún problema para prosperar en suelos pobres.
En suelos rocosos y jardines costeros
En su hábitat, se encuentra en las laderas rocosas y acantilados. Sus raíces le permiten un buen anclaje en suelos rocosos, convirtiendo a esta planta en una excelente opción para los jardines de rocas y restauraciones paisajísticas costeras.
Se suele recomendar plantarlas en grupos, porque crean un efecto ornamental más atractivo. Puestos a elegir, resultan vistosos en compañía de otros arbustos con flores de colores vivos, como buganvilla (Bougainvillea), Salvia microphylla o, incluso, rosas.
Si decidimos incluirlas en camas o fronteras, es mejor situarlas al fondo. En el caso de que tengamos un gran espacio en el jardín que deseamos llenar, son perfectas candidatas, porque crecen con rapidez y aunque no son longevas (unos tres años), se auto siembran con facilidad, por lo que siempre habrá relevo generacional.
Las podas tienen que ser regulares tras la floración. Siempre conviene retirar todas las zonas secas de las inflorescencias y cortar los tallos florales en el momento que se marchiten las flores. Con ello promovemos nuevo crecimiento y aligeramos la estructura de la planta, permitiendo conservar una forma más redondeada y compacta. Es mejor utilizar guantes para manipularla, porque puede irritar la piel al contacto, además, hay que tener en cuenta que todas las partes de esta planta son tóxicas si se ingieren.
A todo lo dicho, deberíamos añadir que es importante valorar el espacio que tenemos disponible en el jardín, porque crecen mucho y rápido.