Qué es un jardín. O mejor dicho, qué esperamos sentir en un jardín. Si trasladamos esa pregunta, aparentemente obvia, al ámbito de un jardín privado, no todo el mundo estaría de acuerdo a la hora de responder, porque un jardín se suele parecer a sus moradores, independientemente de quién lo haya diseñado o quién lo mantenga. Cada jardín cumple una función, pero solo los jardines que hacen sentir bien a quienes lo habitan tienen lógica y esa lógica se suele traducir en belleza. En la actualidad el jardín de Frank y de Annelies es exactamente como imaginaron, un jardín que evoluciona de forma natural, donde la azada solo se utiliza en el huerto y las plantas silvestres son bienvenidas.
De Sallandse Landschapstuin. El paisaje importa
Un jardín que pertenece al paisaje que lo rodea, tal y como desean los propietarios de De Sallandse Landschapstuin, los biólogos Franky Annelies Naber. Ese jardín fue creado en su día en una parcela, de forma triangular y 3500 m2 de superficie, que adquirieron en 1988 en Heino, localidad de la provincia de Overijssel en los Países bajos. Hablamos de una región, Salland, dominada por la agricultura y la ganadería, donde encontraremos casas de campo, casas solariegas e, incluso, castillos. El paisaje está determinado por zonas muy húmedas o inundables que se sitúan en llanuras próximas al mar con muy poca elevación respecto al nivel del mar, pero que desde la edad media se corrigen mediante una red de drenaje, denominada Watringue (Wateringue o Watering) a base de diques, canales excavados y setos plantados, que ha dado paso al paisaje silvestre que todavía se puede ver hoy en día.
Para crear un efecto de bosque, replantaron alrededor de 150 abedules y añadieron Taxus baccata, Ilex aquifolium, Corylus avellana, Alnus glutinosa y varios rododendros. Su jardín había ido cogiendo forma, pero Frank y Annelies se dieron cuenta de que incorporaban cosas bellas, año tras año, sin ninguna cohesión. El jardín se estaba convirtiendo en una colección de “bellezas” y no había sosiego entre tanta belleza. Y llegó el momento de detenerse y comenzar el cambio.
Rediseñando el jardín. Harry Pierik
Conocer el jardín urbano de Harry Pierik en Zwollefue el comienzo de todo. No es de extrañar, claro. Hace unos días lo vimos en esta entrada. Annelies había visto en una ocasión el jardín de Harry y, posteriormente, cuando el matrimonio coincidió con él mientras trabajaba en el jardín de unos vecinos, tomaron la decisión sin dudarlo. De su trabajo les atrajo especialmente el gusto por crear líneas fluidas que prolongan el jardín hasta el infinito; y sus fronteras, esos grandes bloques convertidos en mágicas agrupaciones donde hojas, flores y bayas asoman para ofrecer una unidad que destaca durante todo el año y sin hacer ruido.
Las características que tuvo que tener en cuenta Harry Pierik fueron, entre otras, un suelo arenoso, clima cálido, precipitaciones por debajo de la media nacional y frecuentes vientos del suroeste. Su sello de identidad puede leerse entre líneas, o tal vez, en portada. Pero su personalidad está fundida con los deseos de Frank y Annelies, que fueron respetados, así como el alma de ese lugar. El abedul, debía conservarlo porque lo habían plantado sus hijos y, junto a éste, la gran frontera tenía que lucir durante todo el año. Todos esos factores unidos se convirtieron en los principios básicos para el diseño del nuevo jardín, tal y como comenta el propio Harry. En esa remodelación se reutilizó buena parte de la vegetación.
Ahora, Frank y Annelies tienen un jardín que sienten y, por lo tanto, disfrutan. Frank es quien corta la hierba, poda los setos y Annelies mantiene orden en las dos grandes fronteras, procurando que las plantas no crezca demasiado y se molesten unas a otras. En esas fronteras asoman bellos contrastes; vivaces con flores a finales de verano y principios de otoño; plantas que tienen su esplendor en primavera y verano o las que crecen felices a la sombra moteada de un jardín arbolado y, a media sombra también, helechos.
Frank afirma que en la actualidad es un jardín que cada temporada evoca la sensación de «sí, esto es lógico» y «aquí te sientes bien». Ese es sin duda el mayor éxito de un jardín y, por añadidura, el mayor orgullo para el paisajista que ha contribuido a crear esa “lógica” que ayuda a sentirse bien. El jardín abre solo con cita previa.
Finales de agosto | Fotos Sergey Karepanov
Liriope muscari
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Quinquefolia Parthenocissus
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Eupatorium maculatum Atropurpureum Group
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Berberis thunbergii f. atropurpurea
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Aconitum carmichaelii ‘Arendsii’
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Symphyotrichum lateriflorum ‘Chloe’
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Matteuccia struthiopteris
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Veronicastrum virginicum
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Tricyrtis formosana
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Helianthus giganteus ‘Sheila’s Sunshine’
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Anémona hupehensis
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Cornus alba ‘Sibirica’
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Filipendula purpurea
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Spicant Blechnum
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Dryopteris erythrosora
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Polypodium vulgare
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Polystichum polyblepharum
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Otoño | Fotos Harry Pierik
Fotos cortesía Sergey Karepanovy Harry Pierik | Información facilitada por Harry Pierik