Comienza noviembre y detrás queda el calor de octubre, aunque solo a medias, porque no se acaba de marchar del todo. El tiempo continúa estando loco.
El pasado día 21 de octubre, la Agencia Estatal de Meteorología (AET) confirmaba que en Valencia capital se había registrado la temperatura más alta del mes de octubre desde el año 1869, es decir, que hacía nada más y nada menos que 145 años que no se pasaba tanto calor a finales de ese mes. Pero no fue solo la capital. En las provincias de Valencia –con 24,7ºC y Castellón –con 33,4ºC, ese martes fue el día más caluroso registrado durante ese mes, desde que se tienen noticias. En el resto de España no han faltado tampoco records.
Pero hay otoño, calabazas (de las que se comen) y rovellons o níscalos –Lactarius deliciosus- (que también se comen… y bien “deliciosus” que están). Tenemos flores de otoño y tonos cálidos y, por encima de todo, sabemos que es otoño porque la luz del sol y las tardes más cortas nos lo confirman y recuerdan que caminamos hacia el invierno.
Es el primer aviso de ese cambio de registro. Como ha sido siempre, solo que ese sendero que nos lleva del calor al frío y viceversa es mucho más cálido y la causa, ya no cabe duda, es el cambio climático, tal y como comenta Miguel Viñas – presidente de ACOMET (Asociación de Comunicadores de Meteorología) y consultor de la OMM (Organización Meteorológica Mundial)- en su artículo publicado en El País ¿Por qué estamos aún en ‘verano’?
Entonces, ¿estamos o no en otoño? Pues claro que sí, lo que sucede es que hace un poquito de calor… algunos ya se refieren a esta estación como “veroño”. Un tema peliagudo, sin duda.
