Escocia tiene una gran presencia en la prensa internacional estos días, debido al referéndum que se celebra el próximo día 18 y donde se decidirá si debería ser un país independiente del Reino Unido.
Y a qué viene esta introducción. Sencillo, nos vamos a trasladar hasta allí para conocer a la artista escocesa Caroline Duncan, que actualmente reside y trabaja en la ciudad de Aberdeen. Ha crecido en ese entorno y se inspira en sus paisajes, aunque confiesa que también lo hace en la obra de Gustav Klimt.
Las flores y paisajes de Escocia se muestran con luz y brillo, con trazos gruesos de pintura acrílica, una técnica asociada al arte contemporáneo y muy especialmente al expresionismo abstracto y el Pop Art. Los orígenes de la pintura acrílica habría que buscarlos en los años 20, cuando algunos artistas mexicanos, entre ellos Diego Rivera, querían pintar grandes murales para edificios públicos, pero no encontraban una pintura que se secara rápido y resistiera los cambios de temperatura sin alterarse. En los años 50 ya estaban disponibles en el mercado las pinturas acrílicas en Estados Unidos, pero en Europa no llegó hasta los años 60. Desde entonces, numerosos artistas europeos la han empleado, entre ellos David Hockney.
Por algún motivo especial la combinación de las flores (Alliums, amapolas, tulipanes, lupinos, campos de lavanda y girasoles entre otros), la composición de paisajes, texturas y colores de los cuadros de Caroline Duncan me hacen pensar en bocetos que bien podrían servir de inspiración para diseños de jardín. De hecho uno de sus cuadros reproduce su propio jardin. Es pintura y como un juego. Colores muy vivos en paisajes definidos, que dejan una parte libre para que el espectador termine ese escenario. Me gustan mucho los acrílicos de Caroline Duncan y por ese motivo, he querido compartir su trabajo hoy con vosotros.