Decir que su floración es espectacular se queda corto, habría que buscar con esmero un calificativo que hiciera justicia a la belleza de esas inflorescencias cuajadas de flores azules de unos 15 mm de largo.
En el Jardín Botánico de la Universidad de Valencia se puede ver estos días al taginaste azul gomero (Echium acanthocarpum Svent.), especie sujeta a un programa de conservación, ya que se encuentra incluida en el Atlas y Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada de España. Ese programa ha dado buenos resultados en cuanto a la estabilidad de esta especie, pero aún así existen diversos factores que dificultan una recuperación efectiva.
Se trata de un endemismo de La Gomera (Islas Canarias) del cual se conocen tres poblaciones relativamente aisladas. Crece en matorrales y se desarrolla preferentemente en los márgenes del monteverde, colonizando andenes, piedemontes o enclaves alterados. La vida media apenas supera los 15 años. Su escasa capacidad de dispersión hace que apenas se vean plántulas que, además, raramente sobreviven a la sequía estival.
Este arbusto alcanza los 2 metros de alto, florece de febrero hasta abril y fructifica de mayo a julio. Parece ser que entre las especies compañeras más habituales pueden citarse: Carlina salicifolia, Chamaecytisus proliferus, Pericallis steetzii, Aeonium subplanum, Aspalthium bituminosum, Lobularia intermedia, Crambe gomerae y Argyranthemum broussonetii.
Si estos días estás en Valencia y tienes un momento, no pierdas la oportunidad de dar un paseo por el Botánico y disfrutar, entre otros, de este maravilloso arbusto en flor. Seguramente pase por delante alguien tan sorprendido como tú que te pida el favor de hacerle una foto junto a su familia. A mí me sucedió y fue toda una responsabilidad… porque era ya última hora del día, la luz no ayudaba y les hice cambiar de posición en tres ocasiones. Un posado realmente complejo y, todavía hoy, estoy preocupada pensando si esa foto familiar tiene como telón de fondo la auténtica belleza de ese maravilloso tajinaste azul gomero que tuve la suerte de contemplar.