Qué pequeño es el mundo y qué grande la genialidad de algunas mentes portentosas cuando se alían con la naturaleza y no dejan de crear maravillas.
Hojas de dos metros de diámetro, una flor mayor que una calabaza y olor parecido al de la piña. Una “maravilla vegetal”, así describió un botánico victoriano al nenúfar gigante descubierto en 1837 en la Guayana Británica por Joseph Paxton (1803-1865) y que le valió el título de Caballero.
Los horticultores ingleses, tras ese éxito, se pusieron a competir para lograr cultivar la Victoria amazónica en suelo británico. Y ganó Paxton: el nenúfar se cultivó por primera vez en Kew Gardens, y desde allí enviaron una planta a Chastworth. Fue en ese estanque especial donde floreció por primera vez.
Joseph Paxton, hijo de un terrateniente de Milton Bryan, Inglaterra, construyó su primer lago en Battlesden cuando tenía 19 años. Trabajaba en los jardines de la Sociedad de Horticultura en Chiswick, cuando fue contratado por William Spencer Cavendish, sexto duque de Devonshire (1790-1858) y conocido como “El Soltero”, quien nombró al joven Paxton jardineroen Chatsworth en 1826. A partir de entonces, la carrera de Patxon despegaba. Construyó una veintena de invernaderos y modificó el jardín, introduciendo especies exóticas y jardines rocosos gigantes.
Entre sus logros, también se le atribuye el de conseguir el primer híbrido de nenúfar, que bautizó como Ninphea devonensis en honor a su patrón, William Spencer. Se supone que es un cruce de Ninphea rubra y Ninphea lotus, aunque algunos expertos consideran que puede tratarse del resultado de auto-polinización de la Ninphea rubra. Sea como sea, floreció por primera vez el 12 de abril de 1951 y continuó haciéndolo hasta octubre, lo que le da uno de sus valores más preciados: su prolongada floración.
Cuando tenía 7 años, Annie, la hija de Paxton, posó vestida de hada sobre una hoja de un nenúfar gigante en el estanque de Chastsworth, imagen que se hizo popular, convirtiéndose en motivo fotográfico. Mientras, se dice que a Paxton le sirvió para comprender que, si esa hoja podía soportar mucho peso se debía al armazón voladizo que formaban las nervaduras de la hoja.
Y, como se suele decir, una cosa llevó a otra… le sirvió de modelo para construir la estructura de una bóveda con trescientos mil paneles de cristal, sostenidos por una estructura de vigas de hierro entrecruzadas, en The Crystal Palace (El Palacio de Cristal), construido para la primera Exposición Universal –Great Exhibition of the Works of Industry of all Nations- en Londres en 1851. Inicialmente ubicado en Hyde Park, en 1954 se trasladó a una zona en el sur de Londres conocida como Upper Norwood. Allí permaneció hasta que fue destruidio por un incendio en 1936.
La gran bóveda de cristal se había convertido en una maravilla de la ingeniería y sus trabajos llegaron a ser el gran triunfo del diseño y el modelo que inspiraría a los arquitectos e ingenieros victorianos. Hoy en día, todavía existen elementos de esa estructura que se utilizan en los edificios modernos.
Ingenioso jardinero, arquitecto y diseñador de jardines; horticultor y editor, Joseph Paxton fue un gran defensor de los jardines públicos y especialista en jardines de invierno y se le ha llegado a comparar con el botánico y arquitecto-paisajista escocés John Claudius Loudon (1783-1843).
Que la hoja de un nenúfar gigante inspire el diseño para construir una gran bóveda en un palacio de cristal emblemático es, sin lugar a dudas, el resultado de una mente prodigiosa y la muestra palpable de la excelencia.
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