Si caminamos desde Atocha a través de la calle Alfonso XII, podemos observar en uno de los extremos meridionales de los jardines de El Retiro, el Cerrillo de San Blas, un promontorio de 664 metros de altitud, en cuya cima está enclavado el Observatorio Astronómico.
Los arroyos que bajaban por el Paseo de la Castellana y la M-30 hicieron que el Cerrillo de San Blas permaneciera aislado, por lo que su urbanización fue difícil, pero su conservación forestal muy buena. Los árboles de ese cerro se utilizaron en los años setenta del siglo XIX para construir el Palacio Real de Madrid.
Frente a la Cuesta de Moyano se encuentra la puerta del Angel Caído, que da acceso a El Retiro y junto a ésta se encuentra el acceso al Observatorio Astronómico y la sede de la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura (Ministerio de Cultura). Allí nos esperan varios edificios, además de una especie de palacete, un cedro con algún nido de Cotorras Monje Argentina (Myiopsitta monachus) que no callan y un pequeño jardín, integrado a los jardines del Retiro, donde se han plantado Rosas, Acebo, Nandina doméstica y Festuca glauca entre otras especies.
Es un alto en el camino, y nunca mejor dicho, donde poder pisar espacios cargados de historia que parece querer brotar entre el pavimento y sirven de aperitivo para después comenzar una buena caminata por El Retiro.