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Silene vulgaris: una silvestre en la cocina



Nunca las había probado antes y ahora se han convertido en el regalo sorpresa del Día de Reyes.

En el primer largo paseo de 2014, un vecino que estaba arreglando el huerto me dijo, te voy a dar una verdura que seguro que no has probado nunca, porque los de Madrid no sabéis nada…  Dijo: su nombre empieza por Co… Yo contesté, ni idea, de lejos parecen canónigos. Nooo comentó él. Termina por ‘ja’. El juego empezaba a parecerme una tortura, porque no tenía ni idea del nombre.  Le divertía la broma, así que continuó: en medio hay dos eles. Y, ante mi cara de desesperación dijo: y ya solo falta una letra. En ese momento y con tono de guasa dije, pues como no sea colleja. Y él ¡se puso contento y todo! ¡Sííí, es colleja!

El nombre de colleja viene del latín cauliculus (diminutivo de caulis o col). También conocida como colellas (Aragón), colitxos (Cataluña), colis (Baleares) y colexa (Galicia).
Y eso traigo hoy. Los tallos tiernos de collejas (Silene vulgaris Moench) recién cortados (debe hacerse antes de que broten los tallos floríferos) desde su base y teniendo cuidado de no arrancar mucha raíz, para asegurarnos futuras cosechas.
La colleja es una herbácea perenne, con cepa leñosa de la que salen múltiples tallos de hasta 80 centímetros y hojas glaucas de forma lanceolada. Pertenece a la familia Cariofilaceae y su tallo termina en una inflorescencia esbelta. 

 
Es originaria de la zona mediterránea (En España se da en todas las provincias), pero se puede encontrar prácticamente en todo el Viejo Mundo, e incluso, ha sido introducida también en América. Se encuentra en márgenes de caminos y herbazales ricos en nitrógeno. En este caso estaba especialmente mimada entre otros cultivos. 
Era una verdura tradicional y en épocas de hambruna constituyó un recurso alimenticio muy importante. Se comenta que en la isla de Menorca, tras perder los cultivos en 1685 por una plaga de langosta, lograron sobrevivir gracias a a esta verdura silvestre.
Sin embargo, con los años la colleja dejó de utilizarse como alimento, dicen que por lo laborioso de su preparación, al tener que separarse las hojas una por una.  Pero no creo que sea tan costoso puesto que se corta un poco el tallo y las hojas separan solas. Después de lavar bien y escurrir, se pueden tomar en crudo,  hervidas o salteadas con otras verduras silvestres;  en tortilla o en rico revuelto.  Hoy en día vuelve a ser muy apreciada y buscada, y no es de extrañar.
A veces nos encontramos con regalos humildes que saben a gloria ¿no os parece?

 

 

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