Entre septiembre y noviembre es buena época para sembrar una pradera, pero en los meses de marzo y abril también es posible hacerlo. Es una manera de conseguir un manto verde en nuestro jardín y una buena alternativa al césped. De este modo se consigue más vida y color, un movimiento que está en armonía con los cambios naturales de cada estación.
Los más expertos se inclinan a esta tendencia y no se trata de un cambio de moda caprichoso, sino movido por una cuestión lógica: la pradera consume diez veces menos agua que el césped y resulta mucho más sencilla de mantener.
Acabo de comprar el libro Beautiful No-Mow Yards, que no recibiré hasta el 7 de Mayo, de modo que, me temo que de momento solo puedo compartir la portada. Cuando lo reciba os contaré más detalles de esas 50 alternativas al cesped que proponen para cubrir de forma natural algunas zonas del jardin. Mientras tanto, os dejo imágenes inspiradoras que nos animen a todos a estar más cerca de los jardines, privados o públicos, grandes o pequeños. De la naturaleza.