Como pequeños jardines colgantes

Se acerca la primavera, al menos en el calendario, y las plantas inevitablemente necesitan su sitio. Si no puede ser en horizontal, será en vertical. En la ventana del quinto piso, en el balcón de la vecina del tercero. En el ático de la rubia cañón o en el patio de la abuela. En el porche de la casa del jefe o en el bar de la esquina. En la tienda de regalos o en la carnicera. En el pub de Churchill Arms de Londres o en el bar de Paco. En esta entrada nos vamos quedar todos colgados con las plantas. Y ellas se burlarán un poco de nosotros y bailarán a su antojo con el viento.