Una delicia de libro que nos lleva a un jardín ideal, más artístico que terrenal, en el que Vita Sackville-West nos presenta sus 25 flores favoritas y que ella definía como “flores de pintor” por el encanto de sus formas, colores, patrones o texturas. Describe la apariencia, orígenes, características y las mejores formas de cultivar cada una de esas flores, y en ese maravilloso recorrido descubrimos su vida como jardinera, incluidos sus deseos y frustraciones.
Vita Sackville-West
Vita y su marido descubrieron y transformaron el Castillo de Sissinghurst en 1930. Sus jardines son hoy en día uno de los más inspiradores y populares de Inglaterra. Pero en libro que comento hoy, el jardín al que nos conduce su texto es un jardín ideal, porque no pertenece al mundo terrenal, sino más bien al de la literatura y el arte.
Mis flores
El título original es Some Flowers, un libro publicado originalmente en 1937 por National Trust. Esta nueva edición en español, titulada Mis Flores. Las 25 flores más singulares y bellas del jardín de la novelista inglesa, salió a la venta en octubre de este año. Está traducida por Miguel Cisneros Perales y a los textos de Vita le acompañan unas delicadas ilustraciones de Clara Pont.
En el prefacio del libro, su traductor nos explica que las flores de Vita son flores de pintor porque son obras de arte, porque se contemplan y sacan de su contexto original, porque son únicas en tanto que la forma de mirarlas y contarlas de la autora las revela originales.
Una interesante introducción que nos ayuda a entrar en ese jardín ideal sabiendo que, en cada descripción, Vita aportará datos sobre el origen de las flores, su morfología y cómo cuidarlas. Claro que, nos advierte que las flores adquieren más significado que el meramente taxonómico gracias a las metáforas, símiles e incluso versos, que apelan a una belleza que va más allá de la belleza botánica.
Es muy difícil escribir sobre flores
Las flores de pintor
Así describe las 25 flores que ha elegido y que denomina “flores de pintor” porque “Son flores que los pintores han pintado, o deberían pintar, siempre con deleite”. Y a medida que avanzas en el libro compruebas que tiene razón.
Lo primero que nos advierte Vita es que “este es un librito muy personal y, por tanto, arbitrario”, que no se dirige a jardineros profesionales, sino a aficionados que pueden estar algo aburridos de cultivar año tras año lo mismo que sus vecinos y buscan ideas nuevas que se ajusten a sus bolsillos, a su tiempo libre y a su pericia. Han pasado más de ochenta años y posiblemente siga teniendo el mismo valor.
Habla de cada planta con un estilo diferente, no parece describir, sino contar una historia sobre cada una de las flores, aunque en realidad sí está ofreciendo una valiosa descripción que viene acompañada de otros valores no menos estimados y en ocasiones simbólicos.
Sus flores son también personajes que tienen vida e historia propias. Caprichos, amistades, gustos y disgustos de cada flor se revelan en cada descripción, del mismo modo que se definen las formas y colores de cada una de sus partes. Al fin y al cabo, la escritura y la jardinería eran su pasión y su oficio.