Dulce y redonda como un confite, así es la flor de la banderita española, que sobrevive en esta casa desde hace muchísimos años y a pesar de que los perros se han empeñado en escarbar y dejar sus sólidas raíces al descubierto. Ella sólo pide agua y una buena poda después del invierno. Cuando termina de abrir la flor conviven en ella tres colores: rojo, amarillo y naranja. Un arbusto duro y generoso.