Regresar y preparse para el nuevo ‘curso’. Esa temida nostalgia del final del verano nos suele alterar a todos. Es una sensación que casi siempre vemos representada en una terraza de verano vacía, con las mesas y sillas todavía sin retirar, sin gente, vestidas únicamente con algunas hojas de árboles que empiezan a caer.
Esa imagen nostálgica tiene su belleza. Si queremos mirar el lado positivo, no es más que un signo de una ausencia temporal, que nos brinda la oportunidad de un cambio que puede traernos cosas buenas. Es algo parecido a la magia de una casa abandonada, en la que podemos jugar a imaginar qué historias han podido suceder en ese lugar en el pasado y, al mismo tiempo, convertirla en una nueva morada donde alojar nuestros sueños y fantasías.
Todos sabemos que no es muy aconsejable mirar hacia atrás. Pero, si lo hacemos para comprobar la belleza de lo que hemos tenido, bienvenido sea. Si ese recuerdo, además, nos despierta los sentidos, mejor que mejor.
A veces, lo que queda detrás es tan bello, que una sola mirada sirve para iluminar nuestro futuro. De modo que, vamos a reciclar recuerdos útiles y no dejemos de admirar la belleza de lo que queda atrás. Seguro que hay alguna pieza que nos sirve para construir nuestros sueños del día a día.
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