Lleno de interés estacional, el Winter Walk de Harlow Carr es uno de esos paseos de invierno que muestran de forma tajante que los jardines no tienen por qué renunciar al color del follaje y las flores durante los días más fríos del año.
Que un jardín lo hacen sus plantas lo dice también el invierno, una estación en la que parece que los jardines descansan, que todo se detiene. La realidad, sin embargo, nos hace ver que, con una correcta selección de especies, la fiesta puede continuar.
En este caso, el Paseo de Invierno de Harlow Carr alcanza su pico radiante en los meses más fríos, cuando los cornejos (Cornus spp.) y los sauces (Salix spp.) muestran con descaro su arco iris de colores de tallo invernal, desde el rojo sangre y el amarillo brillante hasta el negro.
Pero no hay que perder de vista las siluetas fantasmales de los abedules, que destacan al enfrentarse a pinos y los frondosos árboles de hoja perenne. Después, a medida que las bajas temperaturas se afianzan, los colores de algunas coníferas se intensifican. Entonces, la fiesta del invierno estalla en ese jardín.
Desde el otoño hacia el invierno
En el Paseo de Invierno de Harlow Carr, el follaje ardiente que proporcionan los cornejos o los arces durante el otoño tiene su continuidad en el invierno, con especies que ofrecen colores y texturas contrastantes, que en ocasiones van acompañadas de la fragancia de sus flores, y destacan sobre las coníferas con agujas plumosas y los setos de tejo recortado.
Después, a medida que la primavera se acerca, serán los plantas bulbosas de floración temprana las que alfombren con sus flores ese inspirador paseo de invierno en Harlow Carr.
RHS Garden Harlow Carr
El jardín de Harlow Carr, uno de los cinco jardines bajo la tutela de la Real Sociedad de Horticultura británica (RHS), está ubicado en Harrogate, North Yorkshire. Su origen tenemos que buscarlo en la Northern Horticultural Society, fundada en 1946 con el objetivo de evaluar la idoneidad del cultivo de plantas en climas de del norte de Inglaterra.
En 1950, la Sociedad arrendó 10,5 hectáreas de bosques mixtos, pastizales y tierras cultivables en Harlow Hill, Harrogate, y abrió los Jardines Botánicos de Harlow Carr como jardín experimental. La Northern Horticultural Society se fusionó en 2001 con la Royal Horticultural Society (RHS), ampliando el terreno a 27,5 hectáreas, y convirtiéndose, así, en un jardín botánico de primer nivel en el norte de Inglaterra.
Harlow Carr no es nuevo en este blog. He compartido imágenes de una viva plantación estival, de los coloridos grupos de prímulas híbridas que se cultivan en ese jardín y, también, he mostrado diferentes especies y variedades de margaritas que llenaban de alegría y color el comienzo de la estación otoñal en ese jardín. También hablé en su día de las Main Borders, las borduras de herbáceas creadas originalmente en 1950. Hoy regresamos de nuevo a a Yorkshire para descubrir el llamado Winter Walk, es decir, el Paseo de Invierno creado en Harlow Carr.
Winter Garden en Harlow Carr
Comenzando cerca de la entrada del jardín, el Winter Walk tiene una longitud de 315 metros y rinde homenaje a las plantas que aportan color y textura al jardín durante los meses más fríos y oscuros. Diseñado originalmente por Matthew Wilson, se creó en 2006 con el propósito de atraer visitantes fuera de temporada.
Se trata de un paseo sinuoso sin límites para la plantación, al no estar cerrado en ambos lados, lo que permite que el paseante se sienta conectado con el paisaje que le rodea, al tiempo que permite la entrada de mayor cantidad de luz invernal.
En invierno, los vibrantes tallos de los cornejos (Cornus spp.) y los sauces blancos (Salix alba), en colores que van del amarillo brillante al negro, contrastan con las coníferas de agujas plumosas y los setos de tejo recortado que abrazan un roble húngaro maduro, Quercus frainetto, situado a medio camino. Los troncos de Betula utilis marcan los bordes y hacen grandes ejemplares de árboles durante todo el año.
El paseo de invierno fue ampliado y renovado por el jardinero Russell Watkins en 2016, con plantaciones adicionales que incluyen brezos y eléboros, e incorpora capas de plantación, desde pequeños bulbos hasta árboles esculturales, cada uno con características que destacan en invierno, aunque muchas de estas plantas se ven bien durante todo el año.
No faltan los frutos que brindan la oportunidad de disfrutar del color y textura en el jardín, al tiempo que se convierten en un festín para aves y otra fauna silvestre. También dan vida al jardín esas hojas que han caído, alfombrando de diferentes tonalidades los caminos, del mismo modo que lo hace después la desnudez que trae el viento frío que todo lo barre, dejando un paisaje realmente evocador que difícilmente pasa desapercibido.
Los tonos rojos de las ramas de algunas especies y variedades de cornejos –como Cornus Sanguinea ‘Midwinter fire’, algo así como fuego para caldear las temperaturas en pleno invierno– contrastan con la blanca desnudez de árboles como el Abedul del Himalaya, Betula utilis var. jacquemontii y el follaje plateado de Brachyglottis greyi, situados en las líneas de las borduras.
Claro que, si hay algo que ofrecen las distintas especies de Cornus en invierno es una diversidad de tonalidades, aparte del color rojo. Grandes franjas de Cornus alba ‘Sibirica’ de tallo rojo se entrelazan con Cornus alba ‘Kesselringii’ de color violeta oscuro, casi negro y, más altos y vibrantes, los arcos de color dorado que forman las ramas de los sauces blancos de la variedad Salix alba ‘Vitellina’.
Ver también: 8 arbustos con flores fragantes en invierno
Son imprescindibles en los jardines de invierno aquellos arbustos de floración invernal que se descubren antes de que se puedan llegar a ver, gracias a la fragancia de sus flores, y en este paseo de invierno no faltan. Tal es el caso de las diferentes variedades de Hammamelis, así como Sarcococca confusa y Viburnum x bodnantense, los primeros arbustos en florecer; mientras que las especies del género Daphne –destaca especialmente D. bholua ‘Cobhay Snow’– lo hacen desde Navidad hasta abril, ofreciendo una embriagadora sucesión de aromas en el jardín.
A medida que avanza el invierno, conviene bajar la mirada de vez en cuando, porque ese paseo también ofrece interés a nivel del suelo gracias al follaje rojizo de plantas de invierno como Bergenia ‘Overture’, así como los brezos de invierno (Erica), las tímidas flores de los eléboros y las bulbosas de floración temprana que se extienden creando coloridas alfombras.
En los últimos años han incorporado 5.000 iris enanos en variedades que ofrecen floración en amarillo, púrpura y azul, incluidos los cultivares del popular Iris reticulata ‘Katharine Hodgkin’, el azul profundo ‘Harmony’ y el negro violeta ‘Pauline’, así como el amarillo perfumado Iris danfordiae. Además, desde mediados de febrero, son especies bulbosas como Cyclamen coum y Eranthis hyemalis (acónito de invierno) las que iluminan el camino a nivel del suelo.
Ver también: 5 plantas bulbosas que crean alfombras de flores en invierno (y anuncian que se acerca la primavera)
El sol de invierno, las heladas y las plantas se combinan mágicamente y dan color, textura y fragancia a un gran jardín, haciéndolo especialmente atractivo en esos días en los que el frío parece querer congelarlo todo, incluso el paso del tiempo. Bien vale un paseo ¿no os parece?
Fotos e información: RHS y Richard Bloom
ROYAL HORTICULTURAL SOCIETY (RHS): QUÉ ES Y QUÉ HACE
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