Margaret Mee en 1988 oliendo la “Flor da Luna” (Selenicereus wittii), el cactus epífito nativo de Brasil que solo florece una vez al año | Foto ©Tony Morrison
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A través de sus pinturas, Margaret Mee logró una plataforma desde la que denunciar públicamente los errores del gobierno brasileño para abordar el problema de la deforestación en la Amazonia. Con fondos forestales en algunas de sus obras, durante más de 30 años puso el arte botánicoal servicio de la ciencia, al tiempo que llamaba la atención sobre la selva tropical y las luchas para protegerla.
El valor y determinación de Margaret Mee la llevó a seguir denunciando incluso durante los periodos de dictadura militar en Brasil. Pero ¿quién era Margaret Mee?
Margaret Mee, artista y ambientalista
Margaret Mee nació en 1909 en Chesham, en el condado de Buckinghamshire, Reino Unido. Creció en el seno de una familia convencional donde se fomentaron sus talentos artísticos. Estudió arte y pronto desarrolló su amor por la ilustración botánica, llegando a ser maestra de arte en una escuela británica.
Su primer viaje a Brasil lo realizó en 1951, para visitar a su hermana enferma que había emigrado a allí unos años antes. A partir de entonces, esa excéntrica dama inglesa se las ingenió para pasar el tiempo en la Amazonia brasileña. Y lo hizo, desde 1956, durante 30 años. Comenzó trabajando en un colegio de Sao Paolo y su primera expedición fue a la cuenca de Murutucum, en las profundidades del Amazonas.
Después vendrían otras 14 expediciones más a la selva tropical inexplorada. Con cada expedición que pasaba, era aún más consciente de la destrucción del Amazonas. Con el tiempo, su compromiso le llevó a representar en sus pinturas la belleza de aquellas especies que hasta entonces habían pasado desapercibidas, en contraste con la codicia de quienes no eran capaces de respetar esa biodiversidad: los “despiadados buscadores de caucho” y las barridas masivas para la madera y la ganadería. Y lo hacía incorporando en cada planta destacada, el ambiente natural en el que crecía y que estaba despareciendo, creando con ello conciencia medioambiental y destacando la importancia de la interdependencia ecológica de las especies.
Llegó a convertirse en una verdadera ambientalista, liderando una feroz batalla para combatir la deforestación y la minería a gran escala de la cuenca del Amazonas y la selva tropical. Y todo, en una época en la que la defensa de la naturaleza no estaba de moda y la palabra ecologista era desconocida.
Las flores de la Amazonia
Margaret Mee hacía los bocetos en el sitio y después se llevaba a casa colecciones vivas, a veces esperando meses hasta que floreciera una flor, solo para asegurar una identificaciónadecuada de la planta.
Dicen que, de las 40.000 especies de plantas que se encuentran en el Amazonas, lo que más a atrajo a Margaret Mee fue el colorido y lo inusual de algunas especies, como las orquídeasepífitas, capaces de crecer sin parásitos en otras plantas, generalmente sin tierra.
Pero las bromelias también se convirtieron en una fuente de inspiración para ella, especialmente ese grupo de bromelias epífitas, de las que sólo Brasil tiene más de 650 especies.
Philodendron sp. en Rio Negro, Amazonas | Margaret Mee © Shirley Sherwood Collection
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Con el fin de compartir sus experiencias, Margaret Mee estableció estrechas conexiones con los principales jardines botánicos e instituciones, incluido el Real Jardín Botánico Kew, en Londres y el Jardín Botánico de São Paulo. Precisamente en este último estableció una colección de bromelias y trabajó con ilustradores botánicos locales.
Conoció al famoso arquitecto paisajista Roberto Burle Marx en Río de Janeiro, donde él estaba creando su propia colección de plantas tropicales indígenas. Su gran amistad surgió del compromiso mutuo de preservar la diversidad del bosque.
Margaret Mee y Roberto Burle Marx en la casa de él en Rio de Janeiro, 1988 | Dumbarton Oaks
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“Flor da Lua” o el cactus epífito que solo florece una noche al año
Una de sus ambiciones fue lograr pintar en su ambiente natural la “Flor da Lua”, es decir, la flor de Selenicereus wittii (sin. Strophocactus Wittii), una especie de cactus epífito, endémico en la región del Archipiélago de Anavilhanas.
Aunque no es habitual encontrar cactus creciendo en zonas pantanosas, lo cierto es existen cactus epífitos que sí lo hacen. En este caso, Selenicereus wittii es una especie adaptada a esas condiciones húmedas y sus semillas, al flotar, pueden engancharse al costado de un árbol y comenzar su vida justo por encima del agua.
«Flor da Lua» Selenicereus-wittii | Margaret Mee, mayo 1988
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El nombre vernáculo de “Flor da Lua” (flor de la luna) se refiere a que las grandes flores blancas de esta especie de cactus se abren y cierran durante solo una noche del año, entre los meses de mayo y junio, cuando ocurren las inundaciones del río Amazonas.
Además, el nombre del género, Selenicereus, sugiere la floración nocturna de esta planta rara, derivada del griego selene, que significa luna. Sin embargo, según he leído en una publicación de Kew Gardens, los primeros avistamientos de Margaret Mee de esta flor esquiva se hicieron a la luz del día, «a veces atrapando el cactus justo después de que sus flores blancas cremosas se hubieran cerrado».
Además, el nombre del género, Selenicereus, sugiere la floración nocturna de esta planta rara, derivada del griego selene, que significa luna. Sin embargo, según he leído en una publicación de Kew Gardens, los primeros avistamientos de Margaret Mee de esta flor esquiva se hicieron a la luz del día, «a veces atrapando el cactus justo después de que sus flores blancas cremosas se hubieran cerrado».
En 1988, a sus 79 añosy después de haberlo intentado hasta en 15 ocasiones, Margaret Mee se embarcó en una expedición para regresar al río Negro en busca de la “Flor da Lua”. Se trasladó en una canoa, a través de espinosos y ásperos arbustos, para llegar, casi al final del día, al lugar remoto donde le esperaba su ansiada flor, que llegó a ver y a representar en una de sus pinturas. Hay una película documental, A Flor da Lua, que retrata el paso por Brasil de Margaret Mee e interpreta cómo se produjo ese ansiado momento.
Esa fue su última aventura. La gran paradoja es que, a pesar de todos los riesgos a los que se había enfrentado en la selva tropical, Margaret Mee, tras regresar de esa expedición, falleció en un accidente automovilístico a las afueras de Londres.
Hoy en día, tiene fama y reconocimiento internacional y sus obras están presentes en importantes colecciones en Brasil, Inglaterra, Francia y los Estados Unidos.
Hippeastrum sp. | Dumbarton Oks Collection
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