La luz y, sobre todo, el tallo floral de algunos ágaves (Agave L.) , nos darán la pista de las imágenes que están hechas en verano (26 Julio 2013) y en primavera (15 de marzo de 2014).
En una de las visitas del verano pasado al Jardín Botánico de la Universidad de Valencia, tuve la oportunidad de ver algunas de las especies de ágave que habían desarrollado su tallo floral. La decadencia de la planta ya comenzaba. El sábado pasado apenas había cambios, salvo los individuos que ya habían desaparecido y algunas especies algo más crecidas.
Ubicados en la Colección de Plantas Crasas del jardín, podemos disfrutar de algunos de las especies incluidas dentro del género Agavaceae, establecido por Linneo en 1753. Los ágaves representan un grupo de plantas suculentas con un número elevado de taxones (197) que corresponden a 136 especies. Su origen lo encontramos en América tropical y subtropical, incluyendo los países del Caribe. Parece ser que las tierras altas de Mesoamérica son el núcleo principal de los ágaves cultivados en la península ibérica.
Los ágaves cultivados son cada vez más populares y apreciados en los jardines por su capacidad de adaptación. Por supuesto, hablamos de adaptación pura y dura: Las hojas, que llegan a vivir entre 12 y 15 años, son alargadas (varía de 20 a 200) dispuestas en espiral sobre un corto (y a menudo invisible) tallo que forman una roseta, que les permite retener el agua que será transportada a la zona radical. Algunas especies poseen dientes marginales prominentes y, en la mayoría, existe una espina terminal rígida.
Existen numerosas variaciones en los caracteres foliares que nos ayudaran a identificar las diferentes especies, especialmente cuando no se cuenta con la ayuda de las flores, en general difíciles de observar.
Vamos a ver hojas de color verde brillante a gris-azulado y espinas terminales que pueden ser alargadas o cortas, rectas, curvadas o cilíndricas, con o sin excavación basal, pero en la mayoría de los casos punzantes. Os presento algunos agaves de la colección del Jardín Botánico de la Universidad de Valencia. Uno de los miles de motivos que existen para visitar este maravillo oasis.
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