arbusto Rosas

Amarillo para sol y para rosa

Parece que el amarillo es complicado, un color difícil, pero no es imposible. En muchas culturas orientales simboliza la alegría, la sabiduría y el poder. Es un tono que se asocia con el optimismo y está cargado de significados que transmiten luz, esa luz y calor del sol con el que se relaciona siempre a este color.

Parece ser que es a principios del siglo XVII cuando se descubren las primeras rosas amarillas.  Crecían en estado silvestre en el Medio Oriente (Afganistán y Asia Sudoccidental) y Europa se rindió ante ellas. A partir de entonces comenzaron las primeras hibridaciones que, con el paso de los años, han traído cultivares cada vez más vigorosos y algo más resistentes a las enfermedades fúngicas, como la mancha negra, su punto débil. También se ha conseguido corregir o intensificar su aroma y una gama de tonalidades amarillas cada vez más atractivas.


La especies silvestres que se tomaron como patrón para los posteriores híbridos fueron la Rosa Ecae (nativa de Afganistán), Rosa Foetida (nativa de las faldas del Cáucaso en Georgia) y Rosa Hemisphaerica -de flor doble- (Turquía).

Entres los híbridos, esta rosa amarilla que apareció el otro día asomando atrevida en pleno otoño. Una sola, pero se bastaba y sobraba para alumbrar un rincón del jardín. Cosas simples, detalles que nos pueden llegar a entusiasmar por unos instantes. Para comenzar esta semana con buen ánimo, dejo testimonio de ese entusiasmo y esa luz ¡seguro que os llega algo!


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