Galicia, tierra de meigas y hechizos, tenía que tener una hierba mágica y hechicera: la herba de namorar.  El ramillete de Armeria maritima que se debe coger la noche de San Juan y, de manera discreta -por ejemplo, colocándoselo en un bolsillo- se entregará a la persona querida. La hierba se encargará de enamorarla (…). Hay, incluso, quien dice que su efecto es tan eficaz, que no existe antídoto capaz de deshacer el amor que su ayuda provoca (…). 

Hoy quería recordar una de las flores que suelen crecer en las costas de Galicia, muy especialmente en las de la Serra da Capelada, cerca de los acantilados, azotada por los vientos y el frío marino. Su flor es pequeña, parece frágil, con sus minúsculos y finos pétalos de color rosa claro que, sin embargo, resisten con valentía sin desprenderse de su tallo, cuando el mar picado ruge y su diminuta flor se agita casi sin despeinarse.

La herba de enamorar, clavelina de mar o clavel de playas (Armeria marítima) es una herbácea perenne de la familia Plumbaginaceae, que forma pequeños montículos compactos de unos 20 cm de altura. En su hábitat suelen crecer en terrenos secos y arenosos de acantilados, costas, dunas e, incluso, áreas de montaña. Su distribución natural es muy amplia y se puede encontrar en las zonas costeras de todo el hemisferio norte, incluido el extremo meridional de Suramérica, Europa central y boreal, litoral europeo atlántico y norte de la Península Ibérica.


En Galicia, además de la Armería maritima, típica de las dunas, encontramos dos especies más de Armeria: Armeria pubigera, que crece en los acantilados; y la Armeria trasmontana, un endemismo de la Península Ibérica que crece en las montañas. Supongo que para las meigas valdrá cualquiera de esas especies (…)

Armeria marítima ‘Splendens’
Uno de los cultivares más utilizados en jardinería en la Armeria marítima ‘Splendens’, con flores rosas o blancas y follaje perenne de color verde intenso. Es una planta muy rústica que apenas necesita cuidados, siempre que le facilitemos buen drenaje y un suelo ácido. Puesto que tolera ambientes salinos, funcionará muy bien en jardines de zonas costeras.
Crece bien en lugares secos y soleados, lo que unido a su pequeño tamaño la convierte en una excelente elección para jardines de rocas. Se puede combinar con otras plantas del mismo porte o entre plantas subarbustivas y herbáceas.

Florece a finales de la primavera y comienzo del verano, pero he podido comprobar este año que en otoño tiene una segunda floración. Las flores secas no afean la planta en absoluto, al menos eso me parece a mí. No obstante, yo este verano solía cortarlas para estimular la aparición de nuevas flores, y las juntaba con las flores de cebollino y de Ageratum. Aún conservo esos pequeños buqués llenos de encanto. 

Este cultivar no tengo claro si tiene la capacidad de enamorar a la persona deseada, pero todo es probar, que con las meigas nunca se sabe.


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