Así están las cosas desde hace dos años aproximadamente. Esta buganvilla –bouganvillea spectabilis- lleva muchísimos años en el jardín. Ha tenido primaveras y, sobre todo, veranos de auténtico espectáculo de color, con una densa capa de brácteas rosas cayendo como una cascada y que podía verse desde el otro extremo del jardín.
Pero hace tres o cuatro años empezó a debilitarse y el bambú, que avanza sin tesón por todo el jardín, ha ido comiéndole terreno. La buganvilla comenzó, hace menos de un mes, a brotar tímidamente. Y nada me gustaría más que disfrutar otro verano de ella.
Ahora se presenta un gran dilema. Y es que el bambú es un perfecto seto que aporta discreción a ese rincón y, además, me encanta. Tendré que decidir si pongo remedio yo o dejo que lo haga la propia ley de la selva.
Bien, pues creo que, como decía Scarlett O’hara, ‘…Hoy no quiero pensar … ya lo pensaré mañana’.