Las 'cajas de naranjos' de los jardines de Versalles

Macetas con árboles en el Parterre de la Orangerie, Jardines de Versalles •• Cèline (Flickr)

En total, 1.055 cajas con naranjos de Portugal, España o Italia, limoneros, adelfas, palmeras o granados, algunos ejemplares de más de 200 años de antigüedad, se mantienen en invierno en la Orangerie y se despliegan en verano en el Parterre de la Orangerie, todo sin moverse de su macetero.

Frutales, palmeras y arbustos que llegaban de otros países tenían que tener un lugar adecuado para protegerlos de los rigores del invierno en los jardines del Palacio de Versalles. Es ya sabido que la Orangerie, el invernadero de naranjos construido en 1663 por Louis Le Vau, se creó para tal fin, del mismo modo que son bien conocidas las grandes macetas de color verde en las que se plantaron, y que se encuentra dentro o fuera de ese invernadero, según la época del año.

Las emblemáticas «cajas de naranjos» fueron diseñadas originalmente por Andre Le Notre, diseñador oficial de los jardines de Versalles, y Jean-Baptiste de La Quintinie en 1670. La idea de diseñar esas “cajas portátiles” de color verde, surgió de la necesidad de contener allí los frutales, palmeras y arbustos, y facilitar su manipulación durante el proceso de reubicación de los árboles con la llegada del frío. De este modo, se pueden trasladar directamente desde el jardín hasta la Orangerie, donde pasan la temporada de invierno, de noviembre a abril, evitando el estrés que produce a las plantas realizar varios trasplantes durante el año.

Macetas con árboles y piscina en el Parterre de la Orangerie, Jardines de Versalles •• Valentin Briand (Flickr)

Transporte de cajas del jardín a la Orangerie •• Chateau Versailles

Macetas en la Orangerie •• Chateau de Versailles

Hasta aquí algo conocido por muchos, pero quise saber algún detalle más sobre estos maceteros, contenedores, cajas de naranjos o como queramos llamarlos, que son ya una pieza característica en muchos jardines.

Cajas de naranjos «Château de Versailles»

Esas cajas para árboles, sencillas pero elegantes, con sus inconfundibles remates de bolas, personifican el diseño clásico de jardines. Además, los paisajistas y jardineros continúan apostando por ellas en sus proyectos. De hecho, numerosos establecimientos, palacios y grandes espacios públicos disponen de estos maceteros.

El modelo se ha copiado durante siglos y su diseño básico se ha reinventado en diferentes acabados y materiales. Pero existe una firma francesa, Jardins du Roi Soleil, proveedor oficial del Palacio de Versalles, que fabrica una adaptación patentada de esas jardineras creadas por André Le Nôtre en el siglo XVII, y lo hacen bajo licencia de marca exclusiva. Son las llamadas cajas de naranjas «Château de Versailles ®».

Estas nuevas macetas fueron diseñadas por Jean-François Jiquel en 1975, inspirándose en el diseño original de Le Nôtre y en una adaptación que data de 1820.

La caja está hecha de una estructura de hierro fundido que puede desmontarse por completo y ensamblarse con pernos de acero inoxidable para facilitar trabajos pesados. La estructura se galvaniza por inmersión en caliente a 500ºC y luego recibe una capa de pintura de imprimación y dos capas de acabado.

Caja de naranjas «Château de Versailles» •• Fort Royal

Estructura de hierro fundido de la Caja de naranjas «Château de Versailles» y pieza orginal •• Fort Royal

Los paneles laterales de apertura están hechos de madera de roble que crece en el bosque de Tronçais en Auvernia. Las piezas se cortan y montan en sus talleres.

Este modelo no tiene bandeja inferior o interna, lo que facilita el drenaje y ventilación adecuados del sustrato. Además, es la única caja que tiene cuatro paneles laterales de apertura, permitiendo una adecuada atención a las raíces de los árboles.

Una maceta solida y real, en todos los sentidos, que se ofrece en diferentes tamaños (desde 500 a 1.500 mm) y tiene 12 colores para elegir, incluido el verde de los jardines de Versalles. Está diseñada para grandes espacios y posiblemente no es adecuada para cualquier rincón o, quien sabe, tal vez sí.