Los callejones, ese paso estrecho que suele estar entre edificios o detrás de ellos, pierden su condición de lugares sórdidos o abandonados, cuando se revitalizan gracias a pequeños negocios locales.
Pero no todos los callejones se revitalizan gracias a pequeños locales. Algunos lo hacen gracias a la pintura de sus fachadas y los mini jardines que las bordean.
No es la primera vez que hablo de callejones con salida, hace un par de veranos comentaba cómo las atractivas flores azules del Plumbago auriculata (Plumbago capensis) embellecían e iluminaban un rincón ciertamente sombrío. El paseo al que quiero invitaros hoy es más bello, luminoso y algo más largo, digamos que… unos 40 pasos más. Unos pasos que nos van a permitir apreciar numerosas plantas suculentas creando diminutos jardines. Cada casa tiene una jardinera de aproximadamente 1,20 metros de largo y 60 de profundidad, y en esa reducida superficie llegan a crear espacios mágicos, aun a pesar de que la mayoría de las plantas que se incluyen son sobradamente conocidas y, por lo tanto, aparentemente menos sorprendentes. Pero el color y las ganas de sentir que la vida es bella, suelen dar como resultado combinaciones muy interesantes ¿no os parece?
