La vida es bella, parece decir el callejón que mostraba ayer, donde las plantas suculentas creaban encantadores mini jardines. Ese callejón también proyecta su alegría, gracias a otros grupos de plantas, sus hojas verdes y alguna que otra flor.
Las atractivas flores azules del plumbago (Plumbago auriculata sin. Plumbago capensis) hacen acto de presencia en las jardineras que mencionaba ayer, como ya lo hacían de forma espectacular aquí.
Pero hay algunas plantas más que se atreven con esas jardineras. Todo sirve: margaritas (Chrisanthemum paludosum) o agapantos (Agapanthus africanus); las brillantes hojas de drácena (Cordyline australis) o del ave del paraíso (Sterlitzia reginae); calas (Zantedeschia), o ficus (Ficus benjamina). Asoma alguna tímida flor de geranio francés (Pelargonium x domesticum) mientras los geranios (Pelargonium zonale) se presentan muy bien alineados. También se pueden ver las flores, ya algo destartaladas, de algún que otro pensamiento (Viola wittrockiana) que resiste, a la sombra del mes de julio.
En ese callejón hay muchas casas a un lado y al otro y, por lo tanto, muchos gustos y muchos jardines que, aunque sean diminutos, no por ello son menos bellos.
