Es conocido como el pintor de campos de bulbos en flor. La belleza de los florecientes campos de bulbos en los Países Bajos cautivó al artista holandés Anton L. Koster (Terneuzen,1859 – 1937, Haarlem), un entorno que supo capturar con estilo impresionista en más de 30 pinturas al óleo.
Koster creció en Zelanda,una provincia en el suroeste de los Países Bajos. En 1880 se mudó a La Haya, adonde se trasladó para estudiar en la Real Academia de Arte. Después de su formación, realizó un viaje de estudio recorriendo diferentes lugares de Francia y los Pirineos durante dos años. En 1890 se instaló en Haarlem y posteriormente lo hizo, indefinidamente, en Heemstede.
Inspirado por el impresionismo y los colores cálidos y llamativos que había observado en Francia, se especializó en la pintura de campos de bulbos de flores. Además, su admiración por la pintura de Claude Monet ‘Bulb fields and windmill en Rijnsburg’ (1886) contribuyó a esta elección.
Inspirado por el impresionismo y los colores cálidos y llamativos que había observado en Francia, se especializó en la pintura de campos de bulbos de flores. Además, su admiración por la pintura de Claude Monet ‘Bulb fields and windmill en Rijnsburg’ (1886) contribuyó a esta elección.
Mientras vivió en Haarlem, y más tarde en Heemstede, cada primavera, se embarcaba con sus herramientas de pintura para realizar estudios de esos paisajes agrícolas. Tulipanes o jacintos, entre otras plantas bulbosas; colores como el rojo, amarillo, azul y blanco. Todo ello fue motivo de inspiración, unido a los rasgos de ese entorno: los canales, setos de hayas, las viviendas y los jornaleros que trabajaban en los campos de cultivo.
En la actualidad su obra se puede apreciar en la exposición “To the bulbs”, que se celebra desde el pasado otoño y hasta finales de abril del presente año en el Museum De Zwarte Tulp, un pequeño museo holandés ubicado en Lisse. Además de treinta pinturas al óleo, la exposición incluye doce dibujos especiales en blanco y negro de plantas bulbosas. Los dibujos a pluma nunca habían sido exhibidos desde su adquisición por el Museo Teylers en 1915.
Muchos celebran con entusiasmo esta nueva muestra porque, al parecer, la última gran exposición que se realizó sobre la obra de Koster fue una exposición conmemorativa celebrada en Haarlem en 1959. En las décadas que siguieron, su trabajo fue subestimado y cayó en el olvido.
Afortunadamente, en los últimos años ha ido aumentando la admiración hacia aquellos artistas que tenían buen ojo para capturar la belleza de los campos agrícolas de bulbos de flor que solían verse a finales del siglo XIX y, con ello, el trabajo de Koster, maestro indiscutible en este género, se ha vuelto más popular.
Y ya que hemos llegado hasta ese museo situado en Lisse, no es mala idea recordar que precisamente en ese municipio se acaba de inaugurar, el pasado día 22 de marzo, la nueva temporada en Keukenhof, el parque histórico creado en 1857 como un jardín ornamental para el Castillo Keukenhof. Allí, cada temporada asoman millones de flores de bulbos de diferentes especies, convirtiéndolo en uno de los jardines de primavera más apreciados en todo el mundo. Cada año lo mismo, cada temporada algo nuevo. Así es la vida, siembras y luego… vete tú a saber qué recoges.
Afortunadamente, en los últimos años ha ido aumentando la admiración hacia aquellos artistas que tenían buen ojo para capturar la belleza de los campos agrícolas de bulbos de flor que solían verse a finales del siglo XIX y, con ello, el trabajo de Koster, maestro indiscutible en este género, se ha vuelto más popular.
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