A las plantas no hay que quererlas solo por su belleza, sino también (y principalmente) por su valor, eso es algo que, aunque obvio, tal vez no todas las personas saben apreciarlo.
Carlos Magdalena tiene claro que el valor de una especie no tiene nada que envidiar al valor de una obra de arte. No puedo estar más de acuerdo. Claro, que estar de acuerdo con Carlos Magdalena es bastante fácil, tiene la cabeza muy bien equipada y una forma de ser que hace que todo lo que nos cuente resulte familiar y sencillo. Es natural estar de acuerdo con su ilusión y pasión por las plantas. Es lógico admirar la humildad con la que se presenta, a pesar de la importancia de su trabajo en la conservación de especies en nuestro planeta. La pérdida de especies vegetales es un asunto serio y como tal, él considera que lo que hace no es nada especial, sino algo que tenía que hacer. Creo que a eso se le suele llamar vocación.
Tengo que agradecerle que, cuando le mostré hace poco el artículo sobre Joseph Paxton y la Victoria amazonica, me comentara que había un detalle que faltaba, y que ya he añadido a ese artículo: la Victoria amazónica se cultivó por primera vez en Kew Gardens. Desde allí enviaron una planta a Chasworth y fue en el estanque especial creado por Paxton en Chasworth donde floreció por primera vez.
Para quienes no sepan quién es Carlos Magdalena, (conocido como «the Plant Messiah» o «el Mesías de las Plantas» por su capacidad de «resucitar» plantas en serio peligro de extinción) en este artículo hablo de algunas de las trascendentes aventuras botánicas de este reconocido conservador y horticultor tropical. Pero también hay un vídeo –Carlos Magdalena, Tropical horticulturist-que, de momento, no está disponible con subtítulos es español (tan pronto como se edite, la compartiré aquí).
Mientras tanto, os muestro la versión en inglés de ese vídeo en el que habla de su trabajo, su pasión por las plantasy muy especialmente por las plantas tropicales; su valor y la necesidad de conservarlas, con especial interés en aquellas especies más vulnerables. También manifiesta que el interés por la conservación de especies no es algo ajeno a nosotros, porque la interacción de las plantas con el ser humano se pone en marcha desde el momento en que nos levantamos y nos preparamos el desayuno.
Llegó a Londres «desde un lugar de España llamado Asturias”. Su plan era pasar 6 meses pero, por suerte para Kew Gardens en particular, y la comunidad científica en general, lleva 15 años observando, cultivando y conservando las especies que pasan por sus manos.
Gracias, Carlos, por tu aclaración, ese artículo ahora es más certero y tiene un valor especial para mí.