Su mirada para el diseño va más allá del arreglo floral tradicional. En sus creaciones, Carly Rogers combina con verdadera maestría su pasión por las flores silvestres con su trasfondo artístico. El resultado son deslumbrantes instalaciones en las que la belleza natural de las flores y el follaje parecen surgir de forma espontánea.
Carly Rogers en la Bristish Flowers Week 2017
El pasado mes de junio me llamó la atención, aún más, me encantó, el trabajo que realizó para la Semana de las Flores Británicas (Bristish Flowers Week 2017). Era una las cinco floristas seleccionadas para ese evento y allí presentó 3 trabajos muy frescos. No en vano, los trabajos de Carly Rogers se mueven en una dirección cada vez más natural, llevando sus creaciones a los orígenes de las flores: las camas donde crecen en el jardín. Su formación artística posibilita que la florística y la jardinería se den la mano de una forma tan espontánea, que los límites entre ambas se desdibujan.
Precisamente en ese festival, uno de los trabajos –Floral Mound Installation– se basaba en una instalación realizada con flores cultivadas en su propia casa y que incluyen especies de Salvia, Euphorbia, Allium, Cosmos, Nigella, Alchemilla mollis, Pennisetum y gramíneas. Era una auténtica pradera representada en el nuevo edificio del New Convent Garden Market, donde se celebra ese evento.
El segundo trabajo –Oversized Shower Bouquet– consistía en un ramo en cascada (“ramo de ducha”) de gran tamaño. Con un diseño natural, se presentaba una gran proporción de tallos entrelazados de Cotoneaster, haya común (Fagus sylvatica)y roble (Quercus robur), que se complementaban con elementos florales de Philadelphus y rosas trepadoras.
El tercer trabajo –Floor Based Wreath– es fantástico. Presenta una corona de gran tamaño, donde diversas flores, en tonos azules y morados, de Salvia, Nigella, Centaurea y Phacelia, ocupan un lugar central. Al estar situada en suelo, parece haber crecido allí, sugiriendo un aspecto totalmente natural e incontrolado.
Ese mismo concepto es el que aplica a todas sus creaciones, muy especialmente a las instalaciones que realiza para todo diversos tipos de celebraciones y eventos. Un sello personal con el que impregna sus trabajos del color de las flores con aire silvestre; de las fragancias de la madera o el musgo; y de alguna que otra mancha de tierra removida.