Está considerada una de las más bellas dentro de la familia Cistaceae y, además, es una de las jaras más precoces en florecer. Ahora ya se puede disfrutar de sus flores, al menos en esta zona. Una perennifolia típicamente mediterránea, que prefiere exposiciones a pleno sol y climas secos.
El origen de la jara blanca (Cistus albidus) lo encontramos en el Mediterráneo-occidental, especialmente la Península Ibérica. Crece en laderas pedregosas y secas de los montes mediterráneos, así como en terrenos degradados por el fuego. La disponibilidad de hábitat para la jara blanca (Cistus albidus) es muy alta, por lo que se trata de una especie que abunda en estado silvestre en toda la península y sobre la que no pesa ningún tipo de amenaza.
Cistus albidus
- Nombre común: Jara blanca, Estepa blanca, estepa fina, Jaguarzo blanco, entre otros.
- Género Cistus
- Familia: Cistacea
El género Cistus, abarca más de veinte especies que se distribuyen por la cuenca del Mediterráneo occidental. A esas especies, tenemos que añadir numerosos híbridos y variedades.
La jara blanca (Cistus albidus) es un arbusto de hasta 1,5 metros de altura, hoja perenne de color verde grisáceo. Sus flores solitarias son grandes, de unos 5-10 centímetros, con cinco pétalos en color rosa brillante. Comparte hábitats con las plantas típicas surgidas de la degradación del encinar (Cistus clusii, Rosmarinus officinalis, Stipa tenacísima, Spartium junceum, etc). Es muy tolerante a la sequía y crece desde el piso inferior hasta los 1.800 metros. Se puede desarrollar en todo tipo de suelos, aunque prefiere los suelos calizos. Su belleza y rusticidad hacen que sea un arbusto muy interesante para la restauración paisajística, así como para en jardinería mediterránea con plantas de bajo mantenimiento, con pocas necesidades de agua; jardinería sostenible y xerojardinería.
Entre sus usos en jardinería, los más indicados suelen ser en rocalla; como arbusto ornamental; y para senderos, formando manchas y setos de porte natural. Son flores efímeras que solo disfrutaremos durante un día, pero esto se compensa con una prolongada floración (se renueva de manera casi continua) entre marzo y mayo.
Se pueden recolectar sus semillas en otoño y sembrarlas en sustrato o directamente en el suelo. Si queremos mantener la forma compacta de este arbusto, y no queremos utilizar sus semillas, se puede pinzar ligeramente después de la floración, pero no admite una poda drástica.
El suelo o sustrato nunca debe estar encharcado, por lo que es muy importante moderar el riego y tener un buen drenaje. En los ejemplos que he mostrado en otras ocasiones, que muestra Olivier Filippi en su libro Jardín Seco, se pueden ver diferentes combinaciones que incluyen jaras (Cistus) y entre ellas, hay una combinación con Cistus albidus, Teucrium fruticans y Coronilla glauca que resulta muy interesante, porque muestra cómo el color de su follaje, y no solamente la flor, aporta también interés y ofrece un buen contraste con otras plantas mediterráneas. Tenemos una planta más que nos puede ayudar a tener un jardín de bajo mantenimiento sin renunciar por ello a la belleza. Una jara preciosa y rústica, no se puede pedir más.