Hoy estamos en Midland, Michigan. Allí, hace más de 25 años, una joven regaló dos tubérculos de dalias a su madre. Supongo que la madre no fue consciente del valioso regalo que acababa de recibir, o al menos, de lo perdurable que iba a resultar ese modesto regalo. Y es que su marido, el escultor Charles Breed , plantó los dos tubérculos en el jardín que tenía junto a su estudio de arte. Continuó con esa labor y hoy en día podéis ver el resultado final de ese cultivo.
En la actualidad Dahlia Hill es un jardín comunitario, que opera como una organización sin ánimo de lucro. Está construido en ocho terrazas, donde se plantan anualmente 3.000 dalias de 260 variedades, que representan a las 19 configuraciones de pétalos reconocidas por la Sociedad Americana de la Dahlia.
Y todo este proyecto fue posible gracias a las contribuciones de la comunidad, para poder ir adquiriendo los terrenos, y a la colaboración de cerca de 50 voluntarios. Entre estos últimos se forma una Junta Directiva que diseña el plan de siembra anual para el jardín y organiza todas las tareas del voluntariado.
En el jardín también se pueden disfrutar las esculturas en aluminio creadas por Charles Breed y que representan las cuatro estaciones del año y las cuatro etapas de la vida humana. Además, se organizan actividades lúdicas y cada año celebran una fiesta en septiembre, coincidiendo con el equinoccio de otoño y las dalias en plena floración.
Un jardín monotemático, sí, pero todo un homenaje a esa flor maravillosa que bien se merece ocho terrazas y todas las atenciones, creo yo.
Foto: The America Dahlia Society |
Foto: The American Dahlia Society |
Información y créditos de imágenes