Hasta donde la vista alcance puede ser el “paisaje prestado” de cualquier jardín. A partir de ahí, cada uno es libre de mirar o no, de quedarse cerca, tocar y oler ; o alejar la mirada para refugiarse al otro lado por un instante.
Dungeness es un promontorio en forma de cúspide, situado en la costa de Kent, Gran Bretaña. Es tierra de extremos, donde el paisaje desolador de casas junto a la central nulclear (Dungeness Nuclear Power Station), contrasta con una fauna rica y diversa que humaniza ese paisaje inhóspito. De hecho, existen diversas especies de plantas, insectos y aves migratorias, protegidas dentro de una reserva natural (National Nature Reserve of Dungeness).
En la zona hay más de 100 casas que se construyeron a partir de vagones de tren. Algunas son cabañas de madera, como la que tenía junto a la orilla del mar, el director de cine inglés Derek Jarman (1942-1994). Allí se trasladó en 1986, al conocer que padecía SIDA, y allí comenzó a crear su jardín.
En la zona hay más de 100 casas que se construyeron a partir de vagones de tren. Algunas son cabañas de madera, como la que tenía junto a la orilla del mar, el director de cine inglés Derek Jarman (1942-1994). Allí se trasladó en 1986, al conocer que padecía SIDA, y allí comenzó a crear su jardín.
La cabaña está situada justo en frente de una central nuclear, pero el había llegado hasta allí plantando cara a la adversidad, y el entorno no iba a suponer un impedimento para crear un maravilloso jardín, del que disfrutó durante los últimos años de su vida. Dicen que dio rienda suelta a su creatividad, como si se tratara del escenario de una película o una obra de teatro.
Derek Jarman era jardinero apasionado desde la infancia y su experiencia hortícola unida a una gran sensibilidad ecológica fueron determinantes a la hora de ejecutar ese jardín.
Plantar cara a la adversidad
En ese paisaje aparentemente yermo, crecen plantas en condiciones adversas tales como vientos cargados de sal y un suelo calcáreo. Especies como valeriana roja (Centranthus ruber) , adormidera marina (Glaucium flavum), dulcamara (Solanum dulcamara) o Seakale (Crambe marítima) son habituales. Eso le valió de punto de partida. Pero, además, quiso introducir otras especies para comprobar hasta qué punto prosperaban en esas condiciones. El éxito le vino con especies de lavanda, santolina y amapolas de California, entre otras.
A las plantas le acompañan esculturas y diferentes puntos focales que se crearon a partir de piedras de gran tamaño, trozos de madera y metal; cuerda y otros elementos que encontraba a su alcance.
En el último libro que escribió, publicado en 1995 y titulado Derek Jarman’s Garden, relata todo el proceso de creación de ese jardín y su evolución, y viene acompañado de 150 fotografíasrealizadas por su amigo Howard Sooley entre 1990 y 1994, que ilustran diferentes períodos en cada estación del año. Una oportunidad de conocer lo que ya se ha convertido en un jardín experimental.
El paisaje entra en la casa y él lo supo ver. Con una delicada (y acertada) intervención logró crear un espacio que tiene el valor de convertirse en modelo donde mirar la jardinería bajo criterios de sostenibilidad y comprobar que ésta no tiene las puertas cerradas a la creatividad.
Las imágenes que comparto se realizaron en el mes de septiembre de 2015.