Creo que estamos todos en la cuesta de febrero, porque la de enero no la hemos superado. De modo que he pensado que sería buena idea ofreceros un menú rico, por aquello de que “la penas, con pan, son menos penas”. En este caso va a ser con pescado, pescado salvaje, recién traído de la lonja.
Joan Soler y Gemma Madir, pescaderos y propietarios de una pescadería en el mercado de Galvany en Barcelona, crearon un nuevo concepto de pescadería con el nombre de Big Fish. Era la primera pescadería de diseño en esa ciudad, donde podías comprar pescado de playa, escuchar jazz, tomar una copita de vino y que te hicieran el sushi para llevar. Con el tiempo se fue introduciendo también la degustación, y así fue como llegaron al primer restaurant. Trabajan con dos cocinas; la mediterránea, y la japonesa. Ofrecen pescado salvaje procedente de las mejores lonjas de Barcelona. El atún Bluefin (el más buscado y valorado por los japoneses) es el que utilizan tanto para elaborar sushi, como en la cocina mediterránea.
Big Fish mantiene la misma filosofía iniciada en la pescadería y el valor añadido de un espacio tranquilo y moderno. Diseñado por uno de los mejores interioristas, Lázaro Rosa-Violan, en Big Fish se ha logrado un diseño interior fresco y dinámico. Con techos altos, paredes blancas, muebles de época y accesorios mezclados con sorprendentes elementos modernos, muchos de ellos procedentes de la cocina del restaurante. La estancia principal es inmensa, con una gran lámpara formada por conchas, mientras que los faroles de antiguos barcos iluminan la barra. En el comedor, los sofás de cuero gastado se mezclan con sillas modernos los años 50, dándole un aire muy acogedor. Mientras, una barra espectacular evoca el encanto de un salón del siglo XIX.
Buen provecho.
Lázaro Rosa-Violán
Big Fish