No es lo mismo dormir a cielo raso, que dormir bajo las estrellas.
Nadie debería tener que dormir a cielo raso motivado por las circunstancias económicas. Sin embargo, casi todos, en algún momento y especialmente cuando estamos enamorados, soñamos con dormir bajo las estrellas, al menos, en pasar la noche bajo las estrellas. Y desde ese punto de vista, tal vez algo más romántico, ingenuo y colorista, quiero enfocar este post.
Os hablo de camping, claro. De tiendas de campaña o caravanas. En ocasiones, una alternativa a la vivienda habitual que viene impuesta. En el mejor de los casos, una opción a las vacaciones tradicionales. Pero lo más atractivo es, sin duda, cuando lo elegimos movidos por el deseo de soñar y romper rutinas que a veces nos asfixian. Cuando buscamos vivir en cualquier lugar. Allí donde uno se siente bien. A sentirnos nómadas aunque sea sólo por un tiempo.
Ese concepto está ahora mucho más pulido. Se puede acampar con más comodidades pero, sobre todo, se puede diseñar espacios placenteros, que hagan de esa acampada un lugar personal, acogedor, atractivo e, incluso, sofisticado.
Pero, mejor que referirme al mercado emergente del glamping, prefiero hablar de lo que ha sido siempre, un tipo de vida nómada ‘con todo lujo de detalles’, que parece igual, pero no es lo mismo.
Como sucede con las personas, que dejan huellas imborrables cuando acampan en nuestras vidas, allí donde habitamos acabamos dejando inconfundibles signos de identidad. Cuanto más reducido es ese espacio, más se concentran esos rasgos y, por lo tanto, son más fáciles de identificar. Un espacio singular. Un escenario pequeño donde las vivencias y las emociones de quienes lo habitan, se expanden hasta el infinito, mientras los recuerdos se concentran de tal forma, que pueden percibirse con mayor intensidad.
¿Qué es lo que queremos, una casa o un lugar confortable e inspirador situado allá donde queramos acampar? Mientras algunos pensamos la respuesta, os propongo dormir bajo las estrellas mirando estas imágenes. Coged algo para cubriros, por si acaso. Fuera se está bien, pero de madrugada refresca un poco. Vamos a soñar con una noche brillante, de esas que no se olvidan nunca.
Las fuentes de estas imágenes están recogidas en