Las grandes y coloridas cabezas florales de las equináceas (Echinaceae), la flor de la pradera norteamericana por excelencia, surgen durante gran parte del verano y hasta bien entrado el otoño; atraen diversos polinizadores y, gracias a los avances en el fitomejoramiento, este grupo de plantas herbáceas tan populares en la jardinería moderna están disponibles en una variada paleta de colores, formas y tamaños.
Además de su gran valor ornamental, las equináceas tienen cualidades que las convierten en plantas vivaces de jardín excepcionales por la facilidad de su cultivo, período de floración prolongado, tolerancia a la sequía y al calor, y su atractivo para las mariposas y las abejas.
El género Echinacea
Miembro de la familia de las margaritas(Asteraceae), el género Echinacea lo integran 9 especies de plantas herbáceas perennes que se encuentran creciendo naturalmente en diversos hábitats del este y centro de América del Norte, desde praderas hasta bosques abiertos y sabanas, a menudo en suelos secos, rocosos o arenosos.
Los extractos, tinturas y cápsulas de varias especies de equináceas se han vuelto populares como estimulantes inmunológicos entre los consumidores en América del Norte y Europa, donde herbolarios profesionales y practicantes aficionados utilizan esta planta como medida de precaución contra el resfriado común. A su valor medicinal, hay que añadir que también es una planta tintórea, de cuyas flores se extrae el color verde. Ver: Plantas tintóreas, cuando el color (se)importa.
Las grandes y vistosas flores parecidas a las margaritas tienen un centro en contraste entre redondeado y en forma de cono, y surgen sobre tallos robustos y ramificados por encima de grupos de hojas ásperas de color verde oscuro. Generalmente, el follaje consiste en roseta basal y tallos anuales que surgen cada temporada de un rizoma subterráneo o raíz principal.
Híbridos y selecciones
A pesar de que el género lo integran solo 9 especies de plantas herbáceas de floración estival, existen cientos de híbridos y selecciones de equináceas de jardín.
Hasta hace unos años, la mayoría de las equináceas que se veían en los jardines eran selecciones de Echinaceapurpurea y se encontraban en tonos de púrpura a rosa o blanco. Sin embargo, los recientes avances en el fitomejoramiento han introducido una nueva paleta de colores en blanco, rosa, rojo o naranja, así como diferentes tamaños, formas de flor y mejora en el rendimiento.
Los híbridos de jardín son el resultado de cruces entre la Echinacea purpurea, más tolerante a la sombra y la humedad, y otras especies de equináceas que son menos tolerantes a la sombra y la humedad.
Un buen número de esos híbridos se han obtenido de cruces múltiples entre tres especies: Echinacea purpurea, con flores de color púrpura; Echinacea paradoxa, con flores amarillas y Echinacea angustifolia, con flores rosadas.
En el jardín
Aunque en su mayoría son herbáceas perennes, algunas equináceas de jardín se comportan como anuales o, al menos, como plantas de vida corta.
Las diferentes equináceas disponibles son adiciones valiosas a jardines urbanos, borduras de herbáceas o praderas de estilo naturalista, siempre bien acompañadas de gramíneas ornamentales. Además, sus fragantes flores son muy apreciadas como flor cortada.
Las selecciones de E. purpurea suelen funcionar bien en borduras de herbáceas, mientras que los híbridos suelen ser más adecuados para jardines de grava con plantación escasa.
Son plantas con gran atractivo para abejas y mariposas. Además, si dejamos las cabezas de las flores en otoño, las semillas se convierten en fuente de alimento para las aves, favoreciendo con ello la biodiversidad en el jardín.
Conviene plantarlas en primavera o verano, a pleno sol, en suelos fértiles y bien drenados. Una vez establecidas, las raíces pivotantes se introducen profundamente para hacer frente a las condiciones de sequía. Son resistentes (-15 a -10ºC), pero no soportan los inviernos húmedos. Se propagan por división de mata y en los veranos cálidos se auto siembran con facilidad.
Generalmente están libres de plagas, pero son susceptibles a una enfermedad conocida como aster yellow, causada por un parásito llamado fitoplasma (Phytoplasma) –considerado una forma intermedia entre los virus y las bacterias– que provoca un crecimiento distorsionado y deforma las flores. La mejor forma de controlarlo es eliminando y desechando rápidamente las plantas infectadas.
Algunas especies y cultivares
FOTOS: FERNANDO RUZ, RHS Y FLICKR
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