El escultor argentino Adrián Villar Rojas ha dejado su huella con la instalación en el parque High Line de Nueva York, mejor dicho ha dejado 13 grandes huellas.
Son las esculturas que se pueden ver en el recién inaugurado tramo High Line at the Rail Yard. Villar Rojas es conocido y reconocido por sus grandes instalaciones escultóricas, creadas con una mezcla de cemento y arcilla e impregnadas con un material que está destinado a desmoronarse. Suelen ser esculturas momificadas o monumentos que crea con el objeto de mostrar la fragilidad en la Tierra, esa de la que no se libran ni los más imponentes monolitos. Su preocupación por la ecología, el tiempo y la decadencia determinan sus obras, en las que también suele incluir materiales como cáscara de huevo y de naranja, hierba o patatas.
En esta ocasión, las 13 esculturas abstractas representan la espontaneidad del paisaje de the High Line. En las obras se integran elementos orgánicos -como las semillas y vegetales encontrados entre los raíles- y elementos no perecederos reciclados del parque -ropa, zapatillas de deporte, cuerda- representando el constante movimiento y cambio de la ciudad de Nueva York y, al mismo tiempo, la fragilidad, lo efímero.
De esas imponentes y aparentemente robustas instalaciones me quedo con las grietas, esas por las que asomarán los brotes vegetales que se irán incorporando al paisaje natural y espontáneo de este gran parque, convirtiendo esas esculturas en organismos vivos.
Fotos: High Line Art