Estufas del Retiro de Madrid - EL BLOG DE LA TABLA

Un amigo de Pepita Fúcar, personaje de la novela de Benito Pérez Galdós, la familia de León Roch le decía << tu padre, de tus caprichos hizo leyes (…). Hiciste construir una gran estufa en tu jardín, y una vez armada, la hiciste quitar de la fachada de Oriente para ponerla en la del Norte…>>«.

Eran los primeros invernaderos, construcciones muy costosas y por ello comenzaron a ser realizadas por la Corona en el siglo XIX. De ahí, tal vez por imitación, pasaron a las capas sociales más altas y los hoteles de lujo tenían también su bella estufa con el correspondiente jardín. En ocasiones, esa tendencia estaba motivada más por el capricho de celebrar fiestas en ellas que por amor a las plantas o la jardinería.

Pero, no cabe duda que también existía la pasión por rodearse de plantas exóticas a todas horas y todos los días de año. Otro personaje de Galdós, Eloísa Bueno, decía, en referencia a la reforma de su palacio, que consistía en poner a su patio una cubierta de cristales: «…algo como la famosa estufa de Fernán Núñez, la llenaría de plantas soberbias, latonias, rododendros, azaleas, araucarias, helechos arborescentes…”

Y ahí estaban, entre las grandes familias, grandes y exuberantes jardines. Eran los comienzos de la horticultura profesional que vendría después para atender la demanda creciente de plantas y trabajos de jardinería y donde los modelos de invernadero se iban haciendo cada vez más funcionales.

De esos invernaderos del siglo XIX, algunos quedan. En el Vivero Municipal de Estufas del Retiro la última en incorporarse fue la Estufa Nº 7, el estufón, con orientación norte. Uno de los mejores ejemplares de invernadero decimonónico de su tipo existentes en Madrid, que fue trasladado en 1956, desde el Palacio de Liria, perteneciente a los Duques de Alba. Estamos otra vez en el Vivero Municipal de Estufas del Retiro en Madrid.