Se podría decir que por sus pinturas conoceréis su pasión por las plantas y el jardín, como es el caso de Cedric Morris y su cuadro Wild Flowers, en el que se representan flores silvestres del Mediterráneo.
Qué privilegio para aquellas personas apasionadas por las plantas, tener, además, sensibilidad y aptitudes para la pintura. Es una ventaja para el artista, pero también lo es para quienes lo disfrutamos después.
Hace unos días mencionaba al profesor, artista y plantsman, Sir Cedric Lockwood Morris (1889-1982), al hablar de la colección de Iris históricos que se inició en Sissinghurst Castle, precisamente cuando él comenzó su aventura en la obtención y cultivo de nuevas variedades de Iris en su casa de Benton End, en Suffolk, Reino Unido, adonde se había trasladado a vivir en 1940. Allí creció alrededor de 1.000 nuevas plántulas cada año.
Cedric Morris cultivó en Benton End un jardín inspirado en el de Claude Monet en Giverny, de quien era un gran admirador. Pero, además de su extraordinaria colección de iris, los cultivares de amapolas también destacaron y en su jardín las plantas se convirtieron en su mejor modelo.
“Cedric’s garden was an extension of his palette” Beth Chatto
Una extensión de su paleta, eso es lo que comentó en su día Beth Chatto acerca del jardín de Cedric Morris, de quien también supo reconocer que no podía haber pintado cuadros de flores con tan notable grado de conocimiento, si no fuera porque había conocido las plantas muy de cerca y era un jardinero de “manos sucias”, de los que trabajan de rodillas desde el amanecer hasta el anochecer.
En una entrevista que le realizaron en 1928 en la revista Design and Art, Cedric Morris comentaba que nadie puede imitar la naturaleza, porque la naturaleza no se puede copiar. De los objetos naturales el obtenía cada uno de los elementos: línea, color, forma.
Wild Flowers
Como Monet y otros artistas-jardineros de la época, solía pintar las flores que él mismo cultivaba. Las pinturas de algunos de sus cultivares de Iris han servido de algún modo para rescatarlos (ver ver Iris Benton rescatados por Sarah Cook).
Pero en realidad, Morris pintó flores a lo largo de su carrera, incluso antes de la década de 1930, cuando creó su primer jardín en Pound Farm, Higham.
Un buen ejemplo es “Wild Flowers”, un verdadero torbellino de flores silvestres que a mí me ilumina la mirada cada vez que lo observo. Su viaje por Italia, Francia y España le sirvió para descubrir especies vegetales del Mediterráneo occidental que de algún modo “cultivó” en este cuadro, que pintó en 1923, donde cubrió el lienzo de flores silvestres y colores mediterráneos.
Entre las especies pintadas se encuentra un jacinto bastardo (Dipcadi serotinum) que encontró en España, una planta de la familia de las asparagáceas y que se distribuye por el Mediterráneo occidental, en Canarias, suroeste de Europa y noroeste de África.
Una explosión de color donde aparecen otras flores silvestres: amapolas, narcisos, escabiosas, orquídeas, no me olvides… Imposible no enamorarse de esta pintura.
Scabiosa columbaria
Glaucium flavum (amapola amarilla)
Leopoldia comosa syn. Muscari comosum
Orobanche spp.
Ornithogalum pyrenaicum
Narcissus tazetta
Dipcadi serotinum
Antirrhinum majus
Vetch Anthylis vulneraria
Orquídea Cerapias bergonii
Orchis sp.
Myosotis alpestris o Pulmonaria montana
Allium spp.
Euphorbia spp.
Verbascum thapsus
Convolvulus althaeoides
Papaver rhoeas
Tragopogon
Asphodelus albus
Linaria vulgaris
Fuente: Richard Green Fine Paintings
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