Muy tolerante a la sequía y de bajo mantenimiento, Glaucium flavum (amapola marina) es una planta vivaz de vida corta, con follaje gris y flores amarillas en primavera y verano, que prosperan en jardines junto al mar, rocallas, jardín seco y de grava.
Glaucium flavum
Conocida como glaucio, adormidera marina, amapola marítima o amapola cornuda, entre otros nombres vernáculos, Glaucium flavum es una especie de la familia de las amapolas (Papaveraceae) originaria del oeste y sur de Europa, suroeste de Asia, noroeste de África y las Islas Canarias, donde crece en suelos arenosos, generalmente en zonas de las playas alteradas por el hombre. En España, está dispersa por todo el litoral peninsular y Baleares.
Glaucium flavum es una planta herbácea perenne (vivaz) de vida corta, lo que hace que se cultive generalmente como bienal. No obstante, a menudo dura más de dos años y, a diferencia de una planta bienal, florece el primer año a partir de la semilla y luego vuelve a florecer en los años siguientes.
Con una altura de 40-60 centímetros y 40 centímetros de ancho, la planta forma una roseta de grandes hojas basales de color verde azulado y profundamente lobuladas.
Esta planta contiene el alcaloide glaucina en su savia amarilla, y todas sus partes, particularmente las raíces, se consideran venenosas si se ingieren.
En primavera y verano (desde abril hasta finales de septiembre), producen grandes flores solitarias con cuatro pétalos, tipo amapola y de color amarillo brillante, que aparecen sobre los tallos grises ramificados.
A las flores le siguen unas vainas alargadas, de hasta 30 centímetros y forma de cuerno (lo que le ha dado uno de los nombres comunes de esta especie), conteniendo semillas que maduran en otoño y se esparcen libremente por el jardín. Esa facilidad para resembrarse es la razón por la que en algunas zonas no es muy apreciada e, incluso, se llega a considerar como una “mala hierba”.
En el jardín
Esta amapola marítima prefiere crecer en suelos pobres a moderadamente fértiles, que estén bien drenados y situada a pleno sol. Vive prácticamente sin necesidad de riegos.
Otra de sus ventajas es que no necesita mantenimiento, tan solo es necesario retirar la parte aérea seca cuando la planta ha finalizado su ciclo vegetativo. Además, generalmente está libre de plagas y enfermedades.
Puede resistir temperaturas de -12 a -15ºC y su código de sequía es 5, lo que significa que esta especie prospera en regiones donde la sequía estival dura de cinco a seis meses.
Se puede propagar por semillas directamente en el suelo en primavera y otoño, sin olvidar que es una planta que se resiembra con mucha facilidad.
Puesto que en muchos casos se comporta como bienal y tiene mucha facilidad para resembrarse y extenderse, se suele recomendar tratarla como planta complementaria, combinada con otras especies, ya sean vivaces, herbáceas o arbustivas.
Buena compañera de plantas de clima mediterráneo, Glaucium flavum funciona bien en jardines costeros, en rocallas, jardín de grava, jardín seco y jardines de vida silvestre. También se utilizan sus semillas para la revegetación de pedregales y zonas degradadas.
En el jardín experimental de Clara y Olivier Filippi han utilizado Glaucium flavum en algunas combinaciones interesantes, que incluyen la compañía de otras especies mediterráneas.
Una de ellas, que comenté recientemente al hablar de Euphorbia myrsinites, incluye especies de porte rastrero y que también son de floración primaveral y estival, como esa vistosa margarita de flores blancas nativa de Marruecos (Rhodanthemum hosmariense) y Artemisia lanata.
Hay otra combinación en la que Glaucium flavum crece junto a especies como Stachys byzantina, Lavandula angustifolia, Anthyllis cytisoides, Centaurea bella y Lavandula dentata.
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