La moda, las tendencias, la locura del siglo XXI, vamos tan deprisa que hasta los hoteles son de ida y vuelta y tienen fecha de caducidad.
Y no me refiero a aquellos hoteles que se trasladan de un lado a otro. Sencillos en cuanto a su estructura, que no en sus prestaciones. En ocasiones son, incluso, tiendas de campaña de lujo, que se ubican en aquellos escenarios que resultan interesantes por su entorno o por los eventos que se celebran en sus proximidades. Esta idea sí me parece fabulosa.
Pero ese concepto de hoteles pop-up se ha llevado más lejos. Se inaugura un hotel hoy y se cierra en meses. Yo no digo nada, solo os muestro esta tendencia que, puesto que se repite, tendrá su espacio en el mercado. Son hoteles efímeros, con fecha de caducidad.
Con gran incredulidad, sigo preguntándome por qué hay que clausurarlos, si son preciosos, con entornos envidiables y una cocina de primera, en la que se utilizan frescos ingredientes de la zona. Pues es así. Por ejemplo, el Papaya Playa, en el Caribe mexicano se cerró el pasado mes de mayo, a un año de su inauguración, dentro de lo que se conoce como el Papaya Playa Project.
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El mismo grupo hotelero acaba de inaugurar un nuevo pop-up hotel en Mykonos, famoso por sus playas y su cercanía con Delos, uno de los cuatro yacimientos arqueológicos de Grecia. Una joya de hotel que, aunque no tiene fecha de cierre anunciada, se supone que está incluido en este programa y, por lo tanto, está destinado a ser otro hotel efímero.
Bien. No puedo manifestar más que mi admiración hacia quienes han diseñado estos espacios maravillosos. El concepto lo dejo en el aire, porque no alcanzo a entenderlo. Pero es una realidad, existe y quería compartirlo con vosotros.
Vamos, mirad las fotos muy rápido, que nos cierran el chiringuito.
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